De que manera arecto el imperio napolitano (napoleonico) a mexico?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Napoleón fue recluido en la isla de Elba. Pero el emperador no se rindió fácilmente, ya que regresó al poder en lo que se conoce como el Imperio de los Cien Días. El fin del imperio napoleónico llegó con la derrota de Waterloo en junio de 1815. Napoleón fue deportado a Santa Elena, en mitad del Océano Atlántico.
Explicación:
Respuesta:
Aunque este aspecto de la historia de México no ha sido extensivamemente estudiado – de hecho podríamos incluso decir que ha sido voluntariamente escamoteado, y es aún muy mal conocido por el público en general, la figura del EMPERADOR NAPOLEÓN I es absolutamente fundamental para Iberoamérica, y muy en especial para la historia de México.
Seamos pues muy claros al iniciar nuestra exposición: el Emperador Napoleón y la generosa Francia de su tiempo siempre se mostraron de manera abierta y declarada favorables a la independencia de las naciones americanas, a su nacimiento y desarrollo, mientras por el otro lado, Inglaterra, y muy en especial los jóvenes Estados Unidos de América, siempre siguieron con gran atención el desarollo de dicho proceso con fines de ambición y mera especulación, esperando pacientemente pero a la vez intrigando y actuando de manera activa con el fin de ocasionar nuestro fracaso como naciones libres y, a la larga, hacerse de nuestros postreros despojos.
Pero primero que nada remontemos a la intervención del Emperador en España, de tan funesta memoria en los registros de la epopeya Napoleónica, para penetrar y asimilar el contexto que permitió la gestación de las ideas de emancipación en la América española.
La cuestión española es bien conocida, pero merece una mención renovada para entender bien los procesos que desencadenaron acontecimientos de tan vastas proporciones en nuestro continente.
Napoleón I en traje de la Coronación, por el Barón Gérard (1805).
S.M. I. y R. Napoleón I
Emperador de los franceses y Rey de Italia
« Las jóvenes naciones de la América han lanzado un grito de la Independencia; los deseos del Universo los acompañan en una lucha tan gloriosa ». Napoleón, 1812.
Rememorando el contexto en el que se desarrolla la Guerra de España, señalemos que la flota francesa había sido destruida en la batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805; Inglaterra se aseguraba definitivamente ya el dominio completo de los mares, no era por ende posible invadirla por vía marítima. Buscando entonces afanosamente doblegarla obligándola a firmar de nueva cuenta la anhelada paz que la belicosa Albión había ya violado unilateralmente tras el tratado de Amiens, Napoleón decidió forzarla a respetar una paz durable por otros medios: llevándola a la quiebra económica. Para ello, se le prohibiría el acceso a los puertos de Europa, cerrando así el continente al comercio y a los tráficos mercantiles británicos. No obstante, para poder concretar este proyecto desproporcionado, colosal, era preciso que España, que se decía un reino amigo, fuese ante todo un aliado seguro, y en ese sentido, Napoleón concertó con la corona española el célebre y secreto Tratado de Fontainebleau. Esta convención estipulaba que ambas naciones atacarían a Portugal, aliado constante de los ingleses y cabeza de puente de desembarco de productos comerciales, armamento y tropas de invasión, dando el Rey de España para ese efectosu consentimiento a fin de que las tropas francesas pudiesen ingresar en su territorio y llevar a cabo operaciones en él. Como vemos pues, ya desde ahora estamos muy lejos de la supuesta « invasión » de las tropas francesas que con tanta saña se le ha achacado a Napoleón.