¿De qué manera afectó la Guerra Fría a países pequeños como por ejemplo Chile?
Respuestas a la pregunta
La llamada Guerra Fría es el período de enfrentamiento indirecto entre el bloque capitalista, encabezado por Estados Unidos, y el socialista liderado por la Unión Soviética, entre 1945 y 1991. Aunque la rivalidad entre ambos países nunca se materializó en un choque directo, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética extrapolaron sus conflictos más allá de sus fronteras, articulando ejes de influencias con países aliados o satelites, en los que sí se enfrentaron.
La Guerra Fría tuvo su primer efecto en Chile durante 1947. El alineamiento del Partido Comunista con las sucesivas políticas impulsadas por la Unión Soviética, no sólo provocó el creciente anticomunismo de amplios sectores de la sociedad chilena, expresada en la fundación de la Acción Chilena Anticomunista, (ACHA), la persecución a militantes iniciada por el presidente Gabriel González Videla, ejemplificada con la detención de cientos de dirigentes comunistas en el campo de prisioneros de Pisagua; sino que también generó un deterioro en la unidad de los partidos de izquierda.
Ante el estallido de la revolución cubana en 1959 y de diversos movimientos guerrilleros de inspiración marxista en América Latina, Estados Unidos desarrolló diversas políticas que apuntaban a frenar el avance del modelo socialista en la región. A principios de la década de 1960, la llamada Doctrina de Seguridad Nacional comenzó a ser fuertemente difundida en los ejércitos latinoamericanos, entre ellos el chileno, principalmente a través de la Escuela de las Américas en Panamá; mientras que con la Alianza para el Progreso se intentó detener la influencia marxista mediante diversas reformas en la estructura social y económica de los países latinoamericanos.
Esta política ejerció una fuerte influencia en el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez y particularmente en el de Eduardo Frei Montalva. Su fracaso, sin embargo, se evidenció tanto en el creciente sentimiento anti norteamericano provocado por la Guerra de Vietnam, como por el triunfo de Salvador Allende en las elecciones presidenciales de 1970. Así, durante la década de los sesenta, las fuerzas políticas del país constituyeron dos polos que emulaban el marco de confrontación global, convirtiendo a Chile en uno de los protagonistas del conflicto ideológico y concentrando las miradas de las grandes potencias mundiales en su política interna.
En este escenario, la sociedad chilena se politizó, agudizando fuertemente las disputas ideológicas entre ambos bandos, que muchas veces se transformaron en violentas confrontaciones y hechos de sangre, como lo fueron los asesinatos del general René Schneider (1970) por grupos militares y, desde el otro punto de politización, el del ex Ministro del Interior Edmundo Pérez Zujovic (1971) en manos del grupo extremista Vanguardia Organizada el Pueblo. Tras diversas acciones de intervencionismo extranjero, el golpe de Estado en 1973 dio término al gobierno de la Unidad Popular, basado en el modelo socialista. La dictadura militar, junto con prescribir a todos los partidos políticos, envió al exilio a más 20 mil personas, lo que tuvo profundos efectos en la izquierda chilena. Mientras muchos abrazaron la lucha armada en Nicaragua y El Salvador, para luego reinternarse en Chile y fundar el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), otros experimentaron un profundo proceso de reflexión ideológica que dio origen a los llamados "socialistas renovados" quienes, en alianza con el Partido Demócrata Cristiano, se convirtieron en el eje articulador de la oposición no violenta a la dictadura. Así, el conflicto ideológico nacional traspasó las fronteras, lo que se vio fuertemente reflejado con el asesinato de Orlando Letelier en Washington, en 1976.
Estos factores, junto con el término de la Guerra Fría a través de las políticas de la Perestroika y la Glasnost iniciadas por Mijail Gorbachov en 1985 y la disolución de la Unión Soviética en 1991, confluyeron en el debilitamiento y aislamiento político de las posturas más radicales del Partido Comunista y la creciente consolidación del socialismo renovado, protagonista del proceso democrático que comenzaba en la década de los noventa.