Ciencias Sociales, pregunta formulada por Peliculas24024, hace 10 meses

¿De qué forma y de qué manera se podría construir una buena convivencia democrática?

Respuestas a la pregunta

Contestado por eyumagllaedgar
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Respuesta:

La convivencia democrática precisa fomentar la generalización de una educación para todos y a lo largo de toda la vida que se inspire en valores y se alimente en una visión global de un mundo en paz y libertad.

En los comienzos del tercer milenio se ha instalado en el mundo un sentimiento de inseguridad y ansiedad que va desde el ámbito de la defensa y seguridad ciudadana frente al terrorismo y a las fuerzas en pugna por lograr un poder hegemónico hasta la vergüenza y el escándalo de una creciente extrerna pobreza en el seno de muchos países. De ahí que el relativismo moral imperante muestre una creciente incoherencia entre los valores e ideologías frecuentemente proclamados frente a las prácticas, hábitos y actitudes reales en relación con todos esos grandes problemas y desafíos. Frente a ello no se trata de proponer soluciones concretas paradigmáticas, sino de abrir el debate en torno a diversos escenarios globales posibles y promover la conciencia colectiva sobre el alcance de los problemas y la viabilidad de las soluciones globales o locales alternativas, a la vez que invitar a la creatividad, a la innovación y a la participción ciudadana, en el seno de las más diversas sociedades y culturas, desde una convivencia democrática activa.

Lo que ha faltado sobre todo ha sido una visión amplia, unos objetivos prioritarios bien definidos

La educación permanente tiene que plantearse a qué tipo de sociedad pretende servir

Las reflexiones actuales reconocen crecientemente los valores del espíritu y el diálogo de las culturas como la respuesta más sólida y eficaz que se puede dar a los muchos graves problemas de cara al futuro, además de reconocer que, junto a los derechos humanos, es urgente aceptar plenamente las correspondientes responsabilidades o deberes humanos.

En estas circunstancias, los mejores baluartes de la paz y el desarrollo son, sin duda, las mentes educadas, si bien las muchas lamentables experiencias negativas en la historia de la humanidad obligan a precisar que, para que ello sea cierto, tienen que serlo esencialmente en un marco de valores, incluidos los valores de convivencia, tolerancia y progreso.

Todos los pueblos e individuos aspiramos a la felicidad y a una elevada calidad de vida en todos los órdenes y, si somos conscientes y consecuentes con nuestros naturales sentimientos, debemos quererlo hacer extensivo a nuestros descendientes. El medio principal a tal fin es esencialmente la educación o, más concretamente, la formación, el aprendizaje y el adiestramiento adecuados para resolver los problemas de raíz, desde la dignidad humana, los derechos y los deberes de cada persona. Sin embargo, esa respuesta educativa no puede seguir siendo la simple expansión ni la mejora de los sistemas educativos existentes por medio de reformas y planes de actuación. Una revolución educativa en el siglo XXI tiene que lograr superar, sobre todo, la frustración que existe en el mundo actual ante el desajuste entre la oferta de los sistemas educativos frente a la necesidad de personas con una amplia formación integral, con un alto nivel cultural, proclives a una convivencia democrática y coherentes con los valores que proclaman. Además, esas personas deberán poseer, cada vez más, una sólida formación profesional actualizada que les haga capaces de crear riqueza a la vez que se preocupan por conseguir un desarrollo sostenible, social y humano.

No se trata simplemente de asegurar más educación, con el consiguiente mayor gasto, para seguir luego 'en lo de siempre', sino, por el contrario, de un esfuerzo mucho mayor a favor de una educación renovada y de un aprendizaje a lo largo de toda la vida, con rigurosa exigencia de rendimientos tangibles y al servicio de resultados sociales, culturales, científicos y tecnológicos, además de económicos. La educación permanente, así como los más novedosos procesos de aprendizaje, tienen que plantearse a qué tipo de sociedad pretenden servir y qué tipo de sociedad quieren contribuir a conformar. La educación debe servir, en todo caso, para aprender a asumir cada cual el esfuerzo y la responsabilidad para trabajar en equipo desde un enfoque interdisciplinario y desde una activa participación democrática en cuanto sirva a la convivencia pacífica multicultural y multirracial. Una educación que forme cabezas con criterio, desde los valores de las convicciones libre y coherentemente asumidas, ha de impedir la miseria moral de, por ejemplo, la drogadicción esclavizante, la violencia o el terrorismo. De ese modo, una educación que prepare para un mundo en progresivo y rápido cambio contribuirá a aportar soluciones individuales y colectivas a los problemas globales y a largo plazo.

Contestado por maguicera1antonella
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Respuesta:aceptando a todos

Explicación:

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