daye nuestros primeros padres, vivieron felices en el paraiso. Sin embargo desobedecieron a Dios perdiendo su amistad A este acto, que es CONTAIDO, NO COMETIDO SE LE LLANA: Pecado original, por esos todas las personas nacemos con este pecado, el cual se perdona en el Sacramento del Bautismo. Por el pecado original nuestra naturaleza ha quedado herida y por ello muchas veces experimentamos la inclinación al mal. Por eso necesitamos la gracia de Dios para que santidad doy coronita
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Dios creó a Adán y Eva, los llenó de dones sobrenaturales y preternaturales y los puso en el paraíso terrenal. Allí eran muy felices: eran sus amigos y no sufrían mal alguno; trabajaban, pero sin cansarse... Después de ser felices en la tierra, hubieran pasado -sin morir- a gozar de Dios para siempre en el cielo.
Pero Adán y Eva cometieron un pecado gravísimo: el pecado original. En el capítulo tercero del Génesis se nos cuenta ese pecado: desobedecieron a Dios y le ofendieron. Como Adán y Eva fueron nuestros primeros padres, todos los hombres heredamos este pecado. De él brotaron el dolor, los sufrimientos, los odios, las guerras y demás calamidades que padecemos los hombres y el mundo.
Conviene, pues, estudiar bien este tema. Si se entiende, quizá puedan comprenderse muchas cosas malas que pasan en el mundo y dentro de cada hombre.
1. Los primeros padres eran muy felices en el paraíso terrenal
Dios, llevado de su amor, creó a los hombres para que un día pudieran contemplarle y vivir eternamente junto a Él. Por eso los hizo partícipes de su vida divina. A tan grande e inmerecido don lo denominamos gracia santificante o vida en gracia. Además, Dios los puso en un lugar estupendo -el paraíso terrenal- y les dio otros muchos dones inmerecidos: iluminó su inteligencia y fortaleció su voluntad, estando exentos del error y de la inclinación al mal; los libró del dolor, de la enfermedad y de la muerte (dones preternaturales). Estos dones -sobrenaturales y preternaturales- debían ser transmitidos por Adán y Eva a sus descendientes.
2. La prueba de los primeros padres
Igual que a los ángeles, Dios quiso someter a nuestros primeros padres a una prueba y les puso un mandamiento para probar su fidelidad. Su lo cumplían, conservarían para sí y sus descendientes las gracias y dones que Dios les dio; si no lo cumplían, perderían las gracias y dones para sí y para sus descendientes. Dios, que podía imponer este mandato porque es Dueño y Señor absoluto del hombre, quería que vencieran.
3. Los primeros padres pecaron
Tentados por el demonio, padre de la mentira, Adán y Eva desobedecieron a Dios y pecaron. Fue un pecado de soberbia, pues quisieron ser como Dios, y se sometieron al demonio. Con este pecado perdieron la amistad divina (gracia) y los dones preternaturales que Dios les había dado gratuitamente; hasta sus fuerzas naturales quedaron heridas y, quebrada la armonía interior, sintieron la inclinación al mal. Quedaron sometidos a la concupiscencia -inclinación al pecado-, que no es pecado pero incita al mal.
4. Los hombres nacen con este pecado y sufren las consecuencias
Al ser Adán principio y cabeza del género humano, perdió él la gracia y los dones que la acompañaban, y los perdieron sus descendientes: en Adán pecó todo el género humano. Es decir, al recibir de nuestros primeros padres la naturaleza, la recibimos manchada con aquella culpa y, por tanto, privados de la gracia y de todos los demás dones; y por perderse la armonía interior, quedamos inclinados al pecado (concupiscencia). Esto es lo que se llama pecado original, con el que todos nacemos.
5. Consecuencias del pecado original
En el pecado de Adán tuvieron origen todos los pecados y males de la humanidad. Todos los hombres nacemos con las gravísimas consecuencias del pecado original, privados de la gracia y, por tanto, en estado de pecado e inclinados al mal. Por eso existe en nosotros la inclinación al pecado, a la que denominamos concupiscencia. Ésta se pone de manifiesto en el ansia desordenada de cosas terrenas: de goces, bienes, honores... También vivimos los hombres en medio de innumerables penas y calamidades y, finalmente, la muerte. Por el pecado original, el demonio adquirió influencia sobre el mundo.
6. Dios se apiadó de los hombres y les prometió un Redentor
A pesar del pecado, Dios se compadeció de los hombres y les prometió la futura redención: prometió que del género humano saldría un Redentor -Jesucristo-, que salvaría a la humanidad del pecado y de sus consecuencias
Explicación:
espero te ayude