Derecho , pregunta formulada por diegocv159, hace 1 año

cultura de paz en el perú

Respuestas a la pregunta

Contestado por godoyr2015
1

Respuesta:

En 1983 se constituyó la Asociación Peruana de Estudios e Investigación para la

Paz (APEP), con el fin de estudiar la violencia y la paz, y “su primera actividad

pública fue un seminario nacional realizado en febrero de 1984 denominado

“Violencia y Paz en el Perú, Hoy” (Capella, 2000: 17) que luego se tradujo en un

libro que lleva este mismo título. En 1985 la APEP discutió siete diseños de

investigación sobre “Violencia estructural” por especialistas de distintas

disciplinas publicado con el título Siete Ensayos sobre la Violencia en el Perú que

tuvo cuatro ediciones entre 1985 y 1987, realizando importantes propuestas

teóricas y presentando muchos datos empíricos. En 1990 la APEP publicó siete

volúmenes con resultados de dos años de trabajo siguiendo los diseños y en

contante consulta nacional e internacional. Como se puede ver estas valiosas

iniciativas se tomaron en el Perú mucho antes que la Asamblea General de las

Naciones Unidas aprobara en 1999 la “Declaración y Programa sobre Cultura de

Paz”.

2. En la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), en 1984 Felipe Mac

Gregor creó la cátedra “Violencia y Paz” como curso regular en la Facultad de

Derecho: “Podría decirse que de ahí surgió la semilla de estudios y realizaciones

posteriores para favorecer una cultura de paz en el país” (ídem: 17). La Facultad

Explicación:

Tal empobrecimiento o debilitamiento de la cultura se muestra en el simple hecho de haber convertido a la cultura y a la paz en dos conceptos separados y no relacionados. En el colmo de la confusión, es más habitual hablar de una “cultura de la violencia” que de una cultura de paz.

La paz es un asunto humano. Es la forma que tiene el hombre de hacer su mundo de vida habitable para sí y para sus semejantes.

En efecto, el MANIFIESTO 2000, documento redactado por la UNESCO en el año internacional de la Cultura de Paz, propuso la adhesión y el compromiso de asumir seis actitudes básicas para la consolidación de un punto de vista ético con el que se encaren los múltiples problemas de hoy y de siempre. Es decir, aquellos relativos al logro “de un mundo más justo, más solidario, más libre, digno y armonioso, y con mejor prosperidad para todos”.

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