Culizavall.
¿Cómo vivieron y qué sintieron las personas en su experiencia migratoria?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El apoyo que los inmigrantes recibieron de los gobiernos argentinos (anticipos para pasajes, alojamiento, en algunos casos concesión de tierras y créditos) puede hacernos pensar que la experiencia de llegar al país, conseguir trabajo y radicarse fue sencilla y fácil. Sin embargo, detrás de cada inmigrante solitario y de cada familia de inmigrantes hay una historia llena de dificultades, un entrelazado de grandes ilusiones y grandes desencantos.
Los siguientes textos los ayudarán a conocer cuáles fueron las dificultades, los sentimientos que caracterizaron esta experiencia migratoria.
Dejar Europa y llegar a Buenos Aires
Para los emigrantes, abandonar su patria era muy doloroso. Solo el hambre y la pobreza que padecían muchos europeos los empujó a emprender la aventura de "hacer la América". En a Argentina, los esperaba un futuro incierto, personas desconocidas y muchos temores.
En cualquier lugar de Italia, España o Rusia, un campesino decidía buscar la oportunidad para él y su familia. Quería llegar a esa tierra que encerraba tantas promesas...
Los varones emigraban primero y enviaban dinero a la familia que permanecía en Europa. Finalmente, cuando ahorraban lo suficiente, los familiares venían al país.
La partida
Para viajar hacia América, toda la familia tomaba un tren que la llevaba hasta alguno de los grandes puertos. Allí, el emigrante abordaba el vapor que realizaba el cruce del Atlántico. El precio del pasaje era económico. El viajero era despedido por su familia, entre abrazos, lágrimas y promesas de un pronto reencuentro.
En el barco, los pasajeros eran separados por sexo. Los hombres eran ubicados en grandes dormitorios comunes y las mujeres y los niños en otros. Hasta los matrimonios dormían separados y se encontraban durante el día en la cubierta del buque. Toda la vida a bordo estaba reglamentada. Había horarios para comer, dormir e higienizarse. Los inmigrantes podían utilizar agua dulce para lavarse solo una vez al día y en un horario especial. En realidad, la mayoría de-los pasajeros no usaba el agua con demasiada frecuencia.
Si a esas costumbres poco higiénicas le agregamos que muchas personas vomitaban a causa del "mal de mar", es fácil imaginar que el olor de los dormitorios era muy desagradable.
Explicación:
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