cuentos de fantasía cortos porfavor uwu
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La rana del manantial
Autor: Silvia García
Edades: A partir de 4 años
Valores: optimismo, aprendizaje
La rana del manantialÉrase una vez un manantial al que todo el pueblo acudía cada día. A lavar la ropa, a coger agua fresca en garrafas y botijos o a dar de beber a los animales. Además, después de las batallas, los guerreros metían sus espadas en el manantial porque estaban convencidos de que sus aguas eran mágicas. Una leyenda decía que, hacía siglos, incluso la gente se sanaba bebiendo agua de ese manantial o dándose baños.
Lo que nadie sabía es que, en ese manantial, crecía una pequeña rana sin que ninguna personahubiese visto jamás. La cuestión es que era un anfibio un tanto malvado. Buscaba alimentarse de todo lo malo de las personas que acudían al manantial. De la envidia del guerrero hacia su enemigo o del rencor que algunas personas sentían hacia otros. Con todos estos sentimientos negativos la rana fue creciendo y haciéndose cada vez más tenebrosa. A medida que peores sentimientos tenían las personas, más malvada se volvía la rana.
Un día, empezó a chantajear a las personas que se acercaban al manantial.
-A partir de hoy deberás traerme un tarro de moscas cada vez que vengas a lavar la ropa- amenazó a una mujer anciana.
La mujer no se tomó en serio la advertencia y al día siguiente fue al manantial sin lo que la rana le había exigido. En consecuencia, el animal convirtió todas sus prendas en ropa diminuta.
Días después, a un chico que iba a rellenar sus garrafas le calentó el agua para que no se pudiera refrescar. Pero ese joven, en vez de dejarse amedrentar por aquella rana, lo convirti�La rana del manantial� en una oportunidad. En lugar de tirar ese agua caliente, la usaba para preparar sopa, infusiones o para darse un baño relajante. A la señora a la que había encogido la ropa le dio la idea de aprovechar la tela para hacer mantas y sábanas de retales. De este modo, la rana fue perdiendo poco a poco su capacidad para molestar. A medida que las personas convertían sus fechorías en cosas positivas, se hacía más pequeña. Hasta que un día desapareció y el manantial acabó siendo lo que siempre había sido.
Explicación:
Espero te sirva!!!
CULIBILLAS Y LAS HORMIGAS BLANCAS
Hace mucho tiempo cuando el planeta estaba habitado por dioses, hubo una diosa llamada Culibillas. Era una joven bellísima que provenía de una familia humilde. Sus padres Arafita y Anayet, no tenían tierras ni apenas ganado, pero tenían a su hija, que era su mayor tesoro.
Culibillas era una muchacha sincera y dulce a la que le gustaban los animales, especialmente las hormigas blancas, quienes disfrutaban mucho de su compañía y la acompañaban en sus paseos por la montaña.
Las cualidades de Culibillas no pasaban inadvertidas para el resto de los dioses, especialmente para uno: Balaitús. Éste era un dios perverso al que todos conocían por sus saqueos y correrías. Incluso era capaz de provocar terribles tormentas cuando se enfadaba.
El caso es que Balaitús puso sus ojos en la bella Culibillas y decidió bajar en busca de ella.
- ¿Pero qué es eso? - dijo Culibillas a sus hormigas cuando vio que el cielo se abría en terribles truenos y relámpagos.
Era Balaitús, que descendía con su carro. Pero en ese mismo instante aparecieron Arafita y Anayet y evitaron que el malvado dios bajara a por ella.
- Esto no quedará así - dijo Balaitús - Volveré a buscarla mañana al atardecer, la raptaré y será mía, ¡¡¡mía!!!
Pero lo que no se imaginaba Balaitús era que alguien más había oído sus malvados planes. Una de las hormigas blancas de Culibillas, Formiguilla, se había escondido en su carro y lo había oído todo. Tenía que avisar a sus compañeras para evitar que llevara a cabo su plan. Así que se subió a un águila real y le pidió que la llevara a su hormiguero.
Le contó a sus compañeras las maléficas intenciones de Balaitús y todas estuvieron de acuerdo en que no podían permitírselo.
- ¡Arriesgaremos nuestra vida si es necesario! - dijeron todas al unísono
Fueron en busca de Culibillas y descubrieron a la joven durmiendo junto a una roca. Se fueron subiendo una a una sobre ella y así lograron formar un manto blanco bajo el cual la muchacha pasaba inadvertida.
Entonces Balaitús cumplió con sus planes y bajó a la tierra encolerizado dispuesto a encontrarla. Pero por mucho que la buscó por todos los rincones no dio con ella. Su rabia fue en aumento, gritó tan fuerte que quebró las rocas y golpeó el suelo con tanta potencia que acabó con cientos de hormigas. Cuando vio que de nada servía se marchó con su carro lanzando espantosas amenazas contra todos los seres de aquellas montañas, sobre todo a las hormigas, a las que odiaba especialmente.
Los gritos de Balaitús acabaron por despertar a Culibillas.
- Pero ¿qué ha pasado? ¿Qué hacéis todas colocadas sobre mí?
Culibillas y las hormigas blancasLa joven vió algunas de las hormigas pisoteadas en el suelo y escuchó a lo lejos las amenazas de Balaitús por lo que pudo hacerse una idea de lo que había ocurrido.
- ¡No permitiré que acabe con vosotras, mis hormiguitas! ¡De ninguna manera!
De modo que cogió una roca afilada que se había desprendido a consecuencia de los gritos de Balaitús y se lo clavó en el pecho para dejarles a las hormigas un lugar en el que guarecerse.
Tras el gesto de generosidad de Culibillas su cuerpo se convirtió en una montaña a la cual llamaron Peña Foratata que albergaba una brecha dentro, donde dicen, todavía se encuentran hoy guardadas las hormigas.
Con el tiempo, y en memoria de la dulce y buena Culibillas y sus hormigas, el pueblo que nació a los pies de la peña recibió el nombre de Formigal (que en aragonés significa hormiguero).
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Análisis de sus valores
Esta leyenda nos habla de varios valores relacionados como son la bondad, el sacrificio y la generosidad. Cuando en una persona se da la bondad - como ocurre con la diosa Culibillas- es muy probable que se den los otros dos, porque se está dispuesto a dar sin recibir nada a cambio así como a entregar su propia vida para salvar la de los demás, como también hace la joven cuando decide clavarse la piedra en su corazón para dejar a las hormigas un hueco en el que protegerse del malvado Balai