Cuento misterioso de la desaparición de joyas
Respuestas a la pregunta
En todo el barrio se hablaba de lo mismo, el robo del anillo de la Señora Tevez. Había ocurrido la tarde anterior y nadie sabía explicar qué había pasado. Miguel y Julio siempre habían querido ser detectives, veían con el padre de Miguel las películas de misterio y leían los libros de Sherlock Holmes y las pesquisas de Stilton. Qué mejor oportunidad que esta para convertirse en investigadores pensaron.
Para empezar la investigación decidieron que esa tarde, después del cole, intentarían hablar con la Señora Tevez. Sabían qué portal era y decidieron esperar jugando con el balón enfrente hasta que saliera algún vecino y pudieran entrar. Lograron cruzar la puerta y subieron al segundo piso.
¡Qué emocionante! Estaban nerviosos pero convencidos de que resolverían lo que habían sucedido y de mayores serían detectives. Llmaron a la puerta y tuvieron suerte. La Señora Tevez les abrió. Apareció ante ellos una mujer bajita, de cabello castaño, delgada y se la veía muy nerviosa.
-Hola niños, ¿qué queréis? Estoy ocupada. ¿No os habéis enterado del robo? No me molestéis.
-Claro, Señora Tevez, disculpe, pero hemos venido a ayudarla. Si nos cuenta lo ocurrido nosotros encontraremos al culpable.
Julio sacó la libreta para anotar cualquier cosa que pudiera servir de pista.
-¡Ay niños! ¿Cómo me vais a ayudar? No hay mucho que contar. Anoche estaba viendo la televisión niños y sentí un ruido. Me levanté, pero no vi nada y seguí viendo la televisión. Cuando me levanté por la mañana me di cuenta de que no estaba el anillo de diamantes de mi habitación y luego me encontré con este palo de hierro.
-¿Tenía la puerta cerrada con llave? -preguntó Miguel, revisando las anotaciones de Julio.
-Sé, lo único relevante es que tenía calor y dejé la ventana abierta. Pero, niños, lo siento mucho, tengo que hacer cosas y no puedo estar con vosotros toda la tarde si os dais cuenta de algo me avisáis. Gracias de todas formas.
Miguel y Julio no pensaron que ser detective fuera tan difícil. ¡No tenían ni idea de lo que podía haber pasado! Decidieron irse a casa porque ya era tarde. Menos mal que no tenían deberes porque al día siguiente tenían función de teatro en el colegio.
A la mañana siguiente fueron a ver la función con la profesora y el resto de sus compañeros. La obra se desarrollaba como si fuera en un museo y una de las actrices descolgó el cuadro con un rastrillo de plata y se lo llevó a su habitación. Miguel y Julio se miraron y pensaron lo mismo. La ventana está cerca del joyero alguien con ese rastrillo habría podido cogerlo de esa forma. Cuando se acabó la función los dos se escondieron del grupo y fueron corriendo a la caseta donde estaban los actores. Miraron por una cortina y ahí lo vieron. La actriz que habían visto con el rastrillo tenía encima de la mesa la preciada joya. Sin hacer ruido se fueron y se lo contaron a la profesora.
La profesora llamó a la policía y está se presentó allí y detuvo a la actriz que había robado la joya. Al día siguiente la Señora Tevez fue a ver a los dos niños con una gran tarta para agradecerles que, gracias a ellos, había recuperado su joya. Miguel y Julio estaban muy contentos y seguros de que al final serían buenos detectives