Religión, pregunta formulada por heilygomez, hace 1 mes

CUENTO DEL HIPOPÓTAMO SIN


RESPETO


Había una vez un hipopótamo que para ir a trabajar debía tomar un bus por

la mañana temprano. En vez de hacer cola como los demás, empezaba a dar

empujones y codazos; quería ponerse él primero, y siempre lo conseguía. Con

frecuencia causaba peleas y disgustaba a sus vecinos y colegas. El caso es que,

cuando llegaba el bus a la parada de turno, siempre encontraba al hipopótamo

por delante de todos. No contento con ello, tan odioso el animal, subía al bus

repartiendo pellizcones y manotazos. Deseaba sentarse en un buen sitio y

para lograrlo no reparaba en los medios. Ya en el asiento, abría

descuidadamente el periódico y tapaba con sus grandes hojas el rostro de su

compañero; después tosía con la boca abierta, sin preocuparse del perjuicio

que sus bacilos causaban a los demás pasajeros del vehículo. Se removía

constantemente tratando de ponerse cómodo y molestaba no poco a todo el

mundo. Salía del bus igual que había entrado, repartiendo pisotones y

exabruptos. Cuando al fin ponía el pie en la calle, todos respiraban con alivio.

ACTIVIDAD

1. Escribe las actitudes del hipopótamo que hayas leído en el cuento y sepas

que son faltas de respeto.

2. ¿Alguna vez te ha sucedido o tú has hecho algo parecido, y qué has hecho al

respecto?



3. Identifica en tu familia quien es la persona más respetuosa. Ahora,

identifica en tu curso cuál es el compañero más respetuoso, (escribe sus

nombres).

4. Escribe un pequeño acróstico con la palabra RESPETO, puedes hablar sobre

otros valores que estén dentro del respeto. Por último el acróstico es una

composición poética que contiene letras (al inicio, en medio o al final de

sus versos), con las que puedes formar frases (en esta ocasión no lo hagas

son palabras sino frases)

Respuestas a la pregunta

Contestado por mariaalexandrapachay
3

Respuesta:

Había una vez...

un hipopótamo que para ir a trabajar debía coger un autobús por la mañana temprano. En vez de hacer cola como los demás, empezaba a dar empujones y codazos; quería ponerse él primero y siempre lo conseguía. Con frecuencia causaba peleas y disgustaba a sus vecinos y acompañantes. El caso es que, cuando llegaba el autobús a la parada, siempre encontraba al hipopótamo por delante de todos. No contento con ello, tan quisquilloso el animal, subía al autobús repartiendo pellizcos y manotazos. Deseaba sentarse en un buen sitio y para lograrlo no reparaba en los medios. Ya en el asiento, abría descuidadamente el periódico y tapaba con sus grandes hojas el rostro de su compañero; después tosía con la boca abierta, se removía constantemente tratando de ponerse cómodo y molestaba mucho a todos los que se encontraban dentro del autobús. Salía del autobús igual que había entrado, repartiendo pisotones y  pellizcos. Cuando al fin ponía el pie en la calle, todos respiraban con alivio.

Explicación:

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