cuento del canario las pinzas y los tres muertos resumen
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El cuento El Canario, Las Pinzas y Los Tres muertos, del escritor mejicano Jorge Ibargüengoitía (1928 - 1983), son tres relatos que narran, muy posiblemente las vivencias personales o anécdotas, del mismo escritor, que rayan en la comedia.
En el relato El Canario el autor describe las experiencias vividas en su apartamento, ubicado en algún sector de ciudad de México, con los ladrones del sector, que lograron en más de una oportunidad acceder al interior, aún con el apartamento habitado, tanto por él como por su madre.
En una ocasión, el narrador una noche que compartía lectura con su madre, escucharon unos ruidos fuera del edificio y decidió indagar sobre los mismos y pudo divisar al ladrón que yacía sobre una cornisa. Pudo interceptarlo, amenazarlo y logró que huyera.
Otro caso, fue su mamá que escuchó ruidos hacia los cuartos y decidió indagar y encontró que habían entrado por una ventana y se habían robado ropas de su hijo pudiendo ver al ladrón saltar hacia el vació. Cuando salió a la calle, no vió a nadie, solo a 2 pordioseros que cargaban un saco y afirmaron no haber visto a nadie.
Y la anécdota que da título al relato, ocurrió cuando tenía una fiesta en su apartamento y estando en la cocina, vio como descendía por la ventana de la cocina un hilo con un gancho en su punta, y tomar la jaula del canario de su querida tía y desaparecer en la oscuridad. Aunque logró divisarlo, intentó dispararle con el arma que había comprado, pero la misma se engatilló evitando frustrar el hurto. Esa noche la tía no se enteró de la suerte de su canario.
En el relato Las Pinzas es la anécdota con un mendigo del sector al que una vez se lo ocurrió darle unos tacos que sobraron de una reunión que tuvo en su casa, para que desayunara y eso fue suficiente para que lo hiciera un visitador habitual a su residencia. Pero el mendigo era muy puntual, siempre llegaba tocando a las 7 de la mañana. El narrador señala que el personaje se hacía siempre acreedor de algo, cuando pasaba por su casa, cuando no era ropa, era comida, y sino dinero. Las Pinzas, título del relato, fue un regalo que el mendigo intentó "regalarle" al narrador, quien ya lo había visto robarlas en una construcción vecina a su edificio, quien al final terminó dándole unos pesos a manera de compra de la herramienta.
Por último, Los 3 Muertos es la anécdota que vivió con 3 personas, que por algunas circunstancias se consideraron muertas, pero pareciera que solamente en unos de los casos, uno de los personajes sí falleció. El primer caso, fue el de un cuidador de su casa, antiguo albañil retirado por una lesión laboral, que se empleó mientras ellos viajaban. Una vez estando ellos en casa, el albañil se enfermó y su esposa llegó al apartamento a solicitarles ayuda económica para los gastos médicos y así estuvo visitándoles con cierta frecuencia hasta que en una de las visitas la esposa del vigilante les informó que éste había muerto y que necesitaba una ayuda algo más onerosa para los gastos velatorios y ellos, sin ninguna duda, accedieron ha hacerlo sin contemplación. Al cabo de un tiempo, los visitó un amigo arquitecto y en la conversación salió a relucir el tema del albañil - cuidador y de su fallecimiento, por una mata de camelia que había dejado en su apartamento y traía sus recuerdos cada vez que la planta florecía. Cuál sería su sorpresa cuando el arquitecto, también sorprendido, les informó que el susodicho personaje no estaba muerto y que trabaja para él en una construcción que se desarrollaba en algún sector de la ciudad.
El segundo caso, es el de un jardinero, que fue contratado, para el corte y limpieza del jardín en la planta baja de su edificio. El día del trabajo, el jardinero se trajo su ayudante, un indio fornido que hacía el trabajo fuerte, el de cortar la grama y los arbustos, mientras el jardinero recogía las hojas y el resto de la vegetación. Al siguiente día, el jardinero se presentó jadeante, solicitándoles una ayuda para el taxi pues tenía que ir al hospital a visitar a su ayudante, que había sido atropellado. Al final, el jardinero dejó su trabajo al fallecer su ayudante y terminó siendo comerciante y vendiéndoles, plantas, químicos, abonos y herramientas para las labores de jardinería.
El último relato, está vinculado con el electricista que les hacía servicios en la casa, nada económicos. Pero un día, se presentó a la casa del narrador, otro tercero, en la bicicleta del electricista, informándole que venía de parte de él y que necesitaba un préstamo monetario porque el hijo del electricista había sido atropellado, y que les pagaría con los trabajos que se fueran haciendo en su casa. El narrador accedió a darle prestado el dinero. Del electricista y su hijo no supieron más hasta que en la necesidad de resolver un problema eléctrico en su casa, hicieron a traer al electricista. Cuando llegó se le preguntó por el estado de salud de su hijo y éste les informó que su hijo nunca fue atropellado.
A su orden...
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