Cuento de la rana y el conejo con final incluido
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Miraba las cosas con los ojos del corazón, de un corazón bueno, sencillo.
En eso intervino Koko, uno de los perritos de la casa, quien hasta ese momento, no se había metido demasiado en el asunto.
- Yo diría que hay que ir a agradecerle ¿no les parece amigos?
- ¿A la gorda llena de verrugas, con color medio podrido y que encima se burlaba de nosotros todos el tiempo? ¡Ni loco que estuviera!- Gritó el gusanito.
- Yo diría que hay que ir a agradecerle ¿no les parece amigos?
- ¿A la gorda llena de verrugas, con color medio podrido y que encima se burlaba de nosotros todos el tiempo? ¡Ni loco que estuviera!- Gritó el gusanito.
Es lo que corresponde y es lo que harán todos y cada uno de ustedes o de lo contrario me encargaré personalmente que ese animal verdoso y biscoso no coma más mosquitos.
Koko estaba molesto por la actitud de sus amigos.
- ¿Vamos chicos?- preguntó tembloroso el caracol, que se había asustado mucho de sólo pensar que los molestos mosquitos volvieran.
Koko estaba molesto por la actitud de sus amigos.
- ¿Vamos chicos?- preguntó tembloroso el caracol, que se había asustado mucho de sólo pensar que los molestos mosquitos volvieran.
Y allí fueron todos, no muy convencidos por cierto. En una larga fila los más chiquitos primero y los más grandes después, con Koko incluido, fueron a agradecerle a Ranita. En realidad iba a empezar a hablar el caracol, pero tardó tanto que el conejo tomó la palabra.
- Mire doña, la verdad es que queremos agradecerle.
- Mire doña, la verdad es que queremos agradecerle.
Ranita no entendía por qué le agradecían, pero de sólo ver que sus todos sus vecinos se habían acercado a hablarle, le sacaba una sonrisa más grande que su boca misma.
- Perdón, no entiendo- dijo Ranita humildemente-. Agradecerme a mí, ¿Por qué?
- Perdón, no entiendo- dijo Ranita humildemente-. Agradecerme a mí, ¿Por qué?
- Usted nos quitó esos molestos insectos, lo que no entendemos es por qué desde que llegó no hizo más que burlarse de nosotros y luego nos ayuda con los mosquitos.
Ranita no entendía por qué le agradecían, pero de sólo ver que sus todos sus vecinos se habían acercado a hablarle, le sacaba una sonrisa más grande que su boca misma.
- Perdón, no entiendo- dijo Ranita humildemente-. Agradecerme a mí, ¿Por qué?
- Usted nos quitó esos molestos insectos, lo que no entendemos es por qué desde que llegó no hizo más que burlarse de nosotros y luego nos ayuda con los mosquitos.
- Perdón, no entiendo- dijo Ranita humildemente-. Agradecerme a mí, ¿Por qué?
- Usted nos quitó esos molestos insectos, lo que no entendemos es por qué desde que llegó no hizo más que burlarse de nosotros y luego nos ayuda con los mosquitos.
- ¿Burlarme yo? ¿De quién? ¿Por qué lo habría hecho?
Ranita entendía menos aún que sus vecinos. La verdad es que en ese jardín todo era un malentendido. Eso pasa cuando las personas no se comunican y entonces no se conocen.
- Vamos confiese, de sacar esa lengua, todo el día sacándonos la lengua ¿se cree que no la veíamos? No sólo que nos sacó la lengua todo el tiempo, sino que para poder burlarse mejor, sacaba esos ojos que tiene bien para afuera.
Ranita entendía menos aún que sus vecinos. La verdad es que en ese jardín todo era un malentendido. Eso pasa cuando las personas no se comunican y entonces no se conocen.
- Vamos confiese, de sacar esa lengua, todo el día sacándonos la lengua ¿se cree que no la veíamos? No sólo que nos sacó la lengua todo el tiempo, sino que para poder burlarse mejor, sacaba esos ojos que tiene bien para afuera.
lo lamento ya no me deja poner mas pero te dejare la pagina
te lo digo por mensaje
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- ¿Yo qué quieren que les diga? ¡Salto de contento! ¡Por fin nos libramos de esos bichos!- agregó el conejo.