Administración, pregunta formulada por maciel3191, hace 22 días

Cuento de la fisiocracia

Respuestas a la pregunta

Contestado por juniorluisbaquepalma
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Respuesta:

Efectivamente esta doctrina arribó a nuestras tierras, generando representantes como Manuel Belgrano, que en consonancia con el pensamiento fisiocrático, supo expresar: “La agricultura es el verdadero destino del hombre. En el principio de todos los pueblos del mundo cada individuo cultivaba una porción de tierra, y aquellos han sido poderosos sanos, ricos, sabios y felices, mientras conservaron la noble simplicidad de costumbres que procede de una vida siempre ocupada, que en verdad preserva de todos los vicios y males. Ya es preciso que despertemos de este letargo, que discurramos y meditemos en el arte más soberano del mundo, en la agricultura. Ella ha de ser la que nos ha de proporcionar todas nuestras comodidades, la población se aumentará, las riquezas se repartirán y la patria será feliz. Todo depende y resulta del cultivo de las tierras; sin él no hay materias primeras para las artes, por consiguiente, la industria no tiene cómo ejercitarse, no pueden proporcionar materias para que el comercio se ejecute. Cualquiera otra riqueza que exista en un estado agricultor, será una riqueza precaria, y que dependiendo de otros, esté según el arbitrio de ellos mismos. Es, pues, forzoso atender primeramente a la agricultura como que es el manantial de los verdaderos bienes, de las riquezas que tienen un precio real, y que son independientes de la opinión darle todo el fomento de que sea susceptible y hacerlo que prospere en todas las provincias que sean capaces de alguno de sus ramos, pues toda prosperidad que no esté fundada en la agricultura es precaria, toda riqueza que no tiene su origen en el suelo es incierta, todo pueblo que renuncie a los beneficios de la agricultura y que, ofuscado con los lisonjeros beneficios de las artes y del comercio, no pone cuidado en lo que pueden proporcionar las producciones de su tierra, podrían compararse, según un sabio político, con aquel avariento que por una mayor ganancia contingente pospone imponer su dinero en los fondos de un rico, por darlo a un hijo de familia que lo gastará en el momento y no volverá capital ni intereses”

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