cuatro posesos que se desarrollaron simultáneamente en México y en el exterior
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Entre 1810 y 1821 se llevaron a cabo los movimientos de independencia que dieron lugar a los países de la hoy Hispanoamérica. A partir de 1821 México tuvo toda la intención de establecer relaciones con los países latinoamericanos. Sin embargo, la inestabilidad y problemas de unos y otros impidió que las relaciones fluyeran.
México recibió la primera felicitación por la consumación de su Independencia a los 19 días, el 10 de octubre de 1821. Fue la que Simón Bolívar le envió por conducto de su ministro de Relaciones Pedro Gual. Junto con ella, llegó la propuesta inicial de realizar la unión hispanoamericana. Por su parte, México nombró a Manuel de la Peña y Peña ministro plenipotenciario en la Gran Colombia.
El 29 de octubre de 1821, una de las primeras cosas que hizo Agustín de Iturbide como presidente de la regencia del Imperio Mexicano fue escribir una carta al capitán general de Centroamérica, Gabino Gainza, en la que le propuso que se unieran al Imperio, de acuerdo con el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. El 2 de enero de 1822 los conservadores de la Provincia de Ciudad Real de Chiapas, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica decidieron anexarse a México. Los liberales estuvieron en contra y en algunas regiones manifestaron su oposición con una guerra civil.
Simón Bolívar fue el primer líder latinoamericano en enviar sus felicitaciones al emperador Iturbide
En mayo de 1822 José de San Martín envió desde Perú sus felicitaciones al emperador Iturbide y otro tanto hizo Chile. México nombró al coronel José de Morales ministro plenipotenciario en Perú. Dada la penuria financiera del Imperio, ni Peña y Peña, ni Morales pudieron viajar a sus embajadas.3
El 19 de marzo de 1823 abdicó Iturbide. Centroamérica (incluida la provincia de Chiapas) se separaron de México el 29 de junio siguiente y el 1º de julio se erigieron como las Provincias Unidas de Centro América.
Mientras tanto, en México, se estableció un gobierno provisional cuyo canciller, Lucas Alamán, firmó, junto con el ministro plenipotenciario de la Gran Colombia, Miguel de Santa María el Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua entre México y Colombia. Posteriormente, Santa María, de origen mexicano, se quedó en su país natal y como ministro plenipotenciario de México y enviado extraordinario en España, firmó el tratado mediante el cual se reconoció la independencia mexicana y se establecieron las relaciones entre ambas naciones.
Décadas después Manuel Payo escribió: Todos estos países fueron sometidos y gobernados de una misma manera durante tres siglos; todos hicieron su independencia a cambio de costosos sacrificios; todos, en fin, han querido, si se me permite la expresión, dar un salto al tiempo y al espacio, y ponerse al nivel de naciones que han trabajado durante mil años para llegar al grado de cultura y civilización en que hoy las vemos.
Desde Californias hasta la tierra del fuego, se encuentran la misma lucha de las ideas viejas con las nuevas; las mismas exageraciones en los dos principios opuestos; la misma división entre los hermanos y los miembros de una misma familia; las mismas y sangrientas guerras civiles, y como fruto forzoso de tales semillas, la misma desorganización administrativa, y de consiguiente la falta de cumplimiento en los pactos que inconsideradamente han celebrado con extranjeros...4
Las dificultades de establecer relaciones sólidas y funcionales con América Latina se tradujeron en lejanía. Cayó en el olvido que Centroamérica –hasta Costa Rica- el Caribe y Filipinas, en Asia, habían sido parte del Gran Virreinato de la Nueva España. La mayoría de naciones de la zona enfrentó su propia etapa de inestabilidad o, como en el caso de las islas, Cuba y Puerto Rico, siguieron siendo colonias.
Mientras España no reconocía la independencia de ningún país de Hispanoamérica, México y Colombia tomaron la decisión de hostilizar el comercio marítimo español en el mar Caribe, así como promover la independencia de Cuba y las demás islas de las Antillas. La posibilidad de que México o cualquier otro país hispanoamericano ayudara a la independencia cubana fue un elemento de tensión en las relaciones con España hasta que comenzó a otorgar los reconocimientos de independencias americanos. El primer tratado fue con México y en su clausulado los mexicanos explícitamente renunciaban a promover la independencia de Cuba, Puerto Rico y cualquier otra posesión española. La Guerra hispano-estadounidense terminaría con la soberanía española sobre Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam que pasarían a control de Estados Unidos en 1898.
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