Cuantas veces puede recibir la confirmación y testigos de quien me otorga este sacramento?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Hoy en día vivimos en un mundo en que hace falta gente comprometida. Muchos creemos en Dios y tenemos fe, pero vivimos como si no la tuviéramos. No damos testimonio de Cristo. Este testimonio debe ser no sólo de palabra sino de obras.
Para convencer, hay que ser cristianos convencidos y aprovechar la ayuda del Espíritu Santo.
Esa ayuda la recibimos en el Sacramento de la Confirmación, una acción especial del Espíritu Santo, por el cual una persona que ha sido bautizada, recibe el regalo de la tercera persona de la Santísima Trinidad.
Aunque en el Bautismo se recibe el Espíritu Santo y en todos los sacramentos actúa de una u otra manera, por el Sacramento de la Confirmación se reciben en plenitud sus dones.
La Confirmación es el Sacramento del Espíritu Santo.
El Bautismo se nos da para lograr la salvación personal, pero la Confirmación busca también un compromiso del cristiano que es enviado a una misión especial y con una gran responsabilidad de defender la fe, llevarla a los demás a través del apostolado y ser testigo de Jesucristo con la palabra y el ejemplo.
La Confirmación fortalece en nosotros las virtudes de la fe, esperanza y caridad, así como los siete dones del Espíritu Santo. Estos dones fortalecidos nos ayudan para cumplir nuestra responsabilidad de apóstoles y defensores de la fe.
¿Qué pasa cuando recibimos el Sacramento de la Confirmación?
Al recibir la Confirmación nos convertimos en verdaderos soldados de Cristo, siempre dispuestos a luchar de palabra y obra por nuestra fe.
¿Cuándo instituyó Cristo este sacramento?
De acuerdo al mandato de Jesús, los apóstoles bautizaban a las personas que aceptaban la fe y después la confirmaban.
¿Qué efectos tiene en nosotros la Confirmación?
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Al recibir este sacramento:
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Recibimos la fuerza del Espíritu Santo para comprometernos mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con nuestras palabras y acciones.
Se fortalecen en nosotros los regalos de la fe, las esperanza y la caridad, así como los dones del Espíritu Santo que recibimos el día de nuestro bautizo. Estos regalos fortalecidos nos ayudarán a difundir y defender nuestra fe como auténticos soldados de Cristo.