¿cuando un historiador quiere estudiar un hecho acontecimiento del pasado por ejemplo la guerra con chile ¿qué pasos debe seguir el historiador para comprenderla mejor? Ayuda por favor
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
asegurarse bien de que tiene la razon
Explicación:
Enseñanza y aprendizaje de la historia
en la educación básica
Se reconoce que para que México sea competitivo en un mundo globalizado la
enseñanza tendrá que darle prioridad a las ciencias y a las matemáticas de manera de ser capaz de generar sus propias tecnologías; sin embargo, no deben descuidarse las otras materias básicas. La enseñanza de la historia es importante por ser
la memoria de la humanidad que nos introduce en la evolución de la civilización y
los logros del género humano. Este saber ha acompañado a los hombres desde el
despegue de su vida, y la memoria de sus experiencias y descubrimientos permite
la acumulación del conocimiento y su avance continuo. A medida que la vida y la
cultura de los seres humanos se hicieron más complejas, el registro del pasado
también se transformó. Es natural que los primeros registros fueran sencillos, ya de
manera oral, ya a través de pinturas, como las rupestres, o mediante grandes piedras recordatorias de hechos especiales. Al aparecer la escritura, se hizo un recuento de mitos y acontecimientos en estelas y rollos o códices.
La necesidad de guardar noticia de las obras humanas respondía sin duda a la
conciencia de la limitación inexorable de la muerte, que empujaba a los hombres
a dejar noticia de su paso por la Tierra. Como es aparentemente el único ser que
no sólo tiene conciencia de sí, sino que reflexiona sobre sí mismo, el ser humano
desde muy antiguo empezó a preguntarse por el sentido de la vida e interpretó de
Introducción
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diversas formas su pasado. En las primeras explicaciones del pasado y del cambio
continuo de las cosas se mezclaron relaciones reales y míticas, que lentamente se
transformaron en intentos por explicar las causas profundas de los hechos humanos
y hasta deducir “leyes” de su comportamiento. También ha habido momentos del
pasado y del presente en que se le niega valor a la historia y hasta se le ha considerado dañina. No obstante, su necesidad hace que siga presente, puesto que lo
que somos, nuestras actitudes vitales, valores y creencias están determinadas por
lo que hemos sido, es decir, por nuestra historia. De ahí la afirmación de José Ortega
y Gasset: “El hombre no tiene naturaleza… tiene historia”.
Desde la antigüedad clásica, a la instrucción histórica se le dieron atribuciones
prácticas. Como los recuerdos del pasado le daban a los individuos un sentido de
pertenencia a un grupo determinado, pronto a la historia se le adjudicó una estrecha relación con el ejercicio del poder. Así, se le consideró “maestra de la vida”,
por tanto indispensable para la formación de los gobernantes. Los gobernantes
mexicas, por ejemplo, se percataron de la importancia de las relaciones históricas:
decidieron quemar los códices que explicaban sus viejos mitos fundadores para
cambiarlos por otros que pudieran inyectar unas metas ambiciosas a sus miembros
para impulsarlos a la conquista de otros pueblos.
La transmisión de una versión simplificada de la historia, en forma de mitos o
crónicas, y después de historias, siempre formó parte de la socialización de los individuos, a través de una trasmisión oral y rituales conmemorativos que contribuían a
fortalecer los lazos de unión entre los miembros de un grupo. Éstos han sido sumamente fuertes en algunos pueblos; como el judío, que a pesar de haber sido dispersado desde los tiempos tempranos del Imperio Romano, sus miembros pudieron
mantener su sentido de pertenencia a través de los siglos.
La utilidad de la historia adquirió nuevos objetivos con las revoluciones atlánticas
de los siglos xviii y xix, puesto que abrían el camino al poder y a la elección de gobernantes para la mayoría de los pobladores. La historia entonces debía responder
a una meta: contribuir a la transformación de súbditos en ciudadanos y, en razón