Física, pregunta formulada por Hoffman123q, hace 1 año

Cuando galileo estudio la caida de los cuerpos, que hizo para medir con mayor precision el fenomeno?

Respuestas a la pregunta

Contestado por RonyMaas
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Respuesta:

Probablemente fue Galileo Galilei (1563-1642) la primera persona en nuestra Historia que intentó medir la velocidad de la luz. Veamos en primer lugar cómo determinó la velocidad del sonido, para entender el método experimental que siguió en sus experimentos.

Galileo Galilei encarna lo que podríamos denominar el prototipo de hombre renacentista, amante de la cultura y siempre deseoso de entender todo lo que veía: movimientos, luz, sonido, etc.

Galileo midió la velocidad del sonido en el aire de una manera sencilla y exacta para su época. Galileo y su ayudante, con la colaboración de un amigo común capitán de artillería, dispararon un cañón (cargado sólo con pólvora) a las doce de la noche.

Ambos investigadores se situaron en un monte próximo, a una distancia de unos 3.500 metros del lugar donde estaba el cañón; iban provistos de un "pulsilogium", un aparato inventado por Galileo para medir el tiempo contando las oscilaciones de un pequeño péndulo. El experimento se realizó de la siguiente manera:

Experimento para medir la velocidad del sonido

Cuando el capitán disparó el cañón, Galileo y su ayudante vieron el resplandor de la pólvora y empezaron a contar las oscilaciones del "pulsilogium": uno, dos, tres... (esperando el momento en el que el sonido producido por el cañonazo llegase hasta ellos), siete, ocho, nueve, diez... Galileo calculó en voz alta: 350 metros por segundo. Esa es la velocidad del sonido en el aire.

De manera semejante, Galileo se planteó la forma de medir la velocidad de la luz. Él mismo lo refiere en sus diálogos concernientes a dos nuevas ciencias:

Simplicio: La experiencia de cada día nos enseña que la propagación de la luz es instantánea; porque, cuando vemos disparar de muy lejos una pieza de artillería, el chispazo nos llega a los ojos, sin que transcurra tiempo; y, en cambio, el sonido no llega a nuestros oídos sino tras un intervalo perceptible.

Sagredo: Bueno, Simplicio, lo único que puedo inferir de esa experiencia tan conocida es que el sonido, para llegar a nuestros oídos, tarda más que la luz; pero no me dice si la venida de la luz es instantánea o si, aunque rapidísima, ocupa tiempo. Esta suerte de observaciones no nos enseña más que aquello de que "en llegado el sol al horizonte, nos llega su luz a los ojos"; pues, ¿quién me asegura que los tales rayos no han llegado al sobredicho límite antes de llegar a nuestra vista?

Salviati: Lo escaso de la fuerza probatoria así de estas observaciones como de otras por el estilo me indujo en cierta ocasión a elucubrar un método mediante el cual pueda uno averiguar con certidumbre si es en verdad instantánea la iluminación, o sea, la propagación de la luz. El que la velocidad del sonido sea tan grande como lo es, nos da la certeza de que el movimiento de la luz no puede menos de ser velocísimo. He aquí el experimento que se me ocurrió.

Explicación:

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