Cuando el gobierno decretó el estado de alarma, Mercedes y Roberto se vieron en la tesitura de
tener que sacar adelante a sus dos hijos, Álvaro (10 años) y Diego (6 años), en un contexto difícil y
novedoso. Ella, profesora de inglés, tuvo que implementar de la noche a la mañana un sistema
para dar clase desde casa vía online. Él, enfermero en un hospital público, tuvo que seguir
acudiendo presencialmente a trabajar, doblando turnos sin apenas descansar, con el estrés
añadido que suponía tener que hacerlo en plena pandemia.
Cuando las cosas empezaron a relajarse un poco, a Roberto le concedieron por fin unos más que
merecidos días libres en el trabajo, en los que aprovechó para hacer actividades en casa con los
niños y llevarles con él a hacer la compra. Los niños estaban contentos de poder salir de casa.
Siempre que fueron al supermercado, Diego (el más pequeño de los dos, que es un terremoto)
recibió varias reprimendas por parte de su padre, que visiblemente alterado antes de entrar en el
supermercado, le advertía que no se tocara la mascarilla, no se acercara a las personas o tocara
todas las cosas del supermercado (como era su conducta habitual antes del confinamiento). Con
cada reprimenda, Diego se asustaba y lloraba.
Al principio, Diego no mostraba ningún problema a la hora de salir a la calle. No obstante, llegó un
momento en el que empezaba a llorar cuando llegaban a la puerta del supermercado,
manifestando verbalmente su negativa a entrar. La primera vez que esto sucedió, Roberto se sintió
muy mal por la reacción de su hijo y decidió no entrar al supermercado y llevarle a dar un paseo
por el barrio, en el que se cruzaron con varias personas, para ver si se tranquilizaba. Sin embargo,
aunque todo parecía ir bien en un principio, Diego se puso nervioso cuando intentó entrar en una
tienda de juguetes a la que llevaba semanas sin acudir.
Desde entonces, Diego se empezó a mostrar alterado cada vez que alguno de sus padres empezaba
con los preparativos previos a salir de casa. Comenzó a decir “no puedo a ir a la calle porque estoy
malito”, ante lo cual los padres, preocupados, le permitieron quedarse en casa viendo sus dibujos
animados favoritos en la televisión.
¿Qué fenómeno básico de condicionamiento ocurre cuando Diego llega a la entrada de la tienda de juguetes? Justifica la respuesta.
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Respuesta:
Por qué Le gusta los juguetes por eso los fenómenos básicos
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