¿Cuándo, cómo y por qué se fundo Constantinopla?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
330 d. C.
lo fundo Constantino I Grande
Estratégicamente situada entre el Cuerno de Oro y el mar de Mármara en el punto de encuentro de Europa y Asia, la Constantinopla bizantina fue baluarte de la Cristiandad y heredera del mundo griego y romano.[cita requerida] A lo largo de la Edad Media fue la mayor y más rica ciudad de Europa[cita requerida], y conocida como «la Reina de las Ciudades» (Basileuousa Polis). Por otra parte, fue llamada la Encrucijada del Mundo, pues era el nexo de comercio entre Asia, Europa y África (marítimo).
Respuesta:
Fundación: 330 d. C.
El mundo islámico trata de tomar Constantinopla (y con ella la totalidad del Imperio), pero choca varias veces contra sus murallas, entre 674 y 678 y, muy especialmente, en 717-718, cuando un impresionante ejército parece que va a derrotar definitivamente a los cristianos. Ahora le tocaba el turno de mantener vivo al Imperio a León III, que defendió la ciudad con ahínco e inteligencia y resultó vencedor e, incluso en sus últimos años, pasó al ataque y venció a los árabes en Akroinón, en 641.
Aunque Constantinopla fue encontrada por el emperador y los suyos en un estado atroz, se vio que el Imperio todavía tenía con qué responder a las agresiones, todavía se podía volver a renovar, cosa que el mismo Miguel se encargó de demostrar, recuperando vastas posesiones para el Imperio, y aunque murió en 1282 sin haber podido reconquistar parte del Peloponeso, Atenas, Creta, Trebizonda y varios puertos que quedaron en manos venecianas, Bizancio podía contar una vez más que había renacido de sus cenizas, y Constantinopla recuperaba algunos barrios que se reorganizaban, aunque muchas zonas seguían abandonadas y en estado de ruina.
Pero a partir de allí la desventura se abatió sobre Bizancio de manera inexorable, especialmente cuando surgió un nuevo pueblo destinado a transformarse en el flamante imperio señorial de Oriente: los turcos otomanos. Poco a poco Bizancio perdió territorios que quedaban bajo el dominio otomano, incluso ya a mediados del siglo XIV en sus provincias europeas, y esto era lo alarmante, mientras que las guerras civiles consumían sus pocas fuerzas, y la poca ayuda recibida de Occidente se vio neutralizada por la eficacia de la acción de los ejércitos turcos, que paralelamente sometieron a búlgaros, servios y albaneses, creando prácticamente un cerco sobre Tracia, aislando a la capital del resto del mundo. Sin embargo, esos ejércitos turcos no podían penetrar la triple muralla, a pesar de sus reiterados intentos.
Por toda esta enorme historia de caídas y renacimientos, cuando la marea turca rodeó Constantinopla, cuando el vasallaje rendido a los turcos oprimió los corazones de sus habitantes, cuando todo parecía perdido nuevamente, a pesar de ello se pensaba en la capital bizantina que otro milagro ocurriría, que otra vez acudiría la salvación para determinar una nueva resurrección del Imperio. Por supuesto, no era esta la opinión de muchos bizantinos que huyeron porque ya no encontraban donde establecerse con seguridad en su territorio y que ahora se encontraban dejando todo su bagaje de conocimientos en Occidente.