Historia, pregunta formulada por vikublas2013p6kxbf, hace 1 año

¿Cuándo comenzó la época de apogeo del monetarismo?

Respuestas a la pregunta

Contestado por JOSEMAS0014N
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Orígenes

El monetarismo tiene una larga tradición en la historia del pensamiento económico. Hay explicaciones detalladas y muy sofisticadas sobre el modo en que un aumento de la cantidad de dinero afecta a los precios, y a la producción a corto plazo, en los escritos de mediados del siglo XVIII, del economista irlandés Richard Cantillon y del filósofo y economista escocés David Hume. (ver Teoría cuantitativa del dinero).

Sin embargo, los orígenes del monetarismo moderno se pueden hallar en la propuesta de John Stuart Mill, de la dependencia general de los precios, sobre la cantidad del dinero en circulación, que sugiere que el nivel general de precios se relaciona con la cantidad de dinero multiplicada por su velocidad de circulación.9​10​

Stuart Mill mismo, a pesar de que acepta en general la teoría cuantitativa,11​ sugiere que lo importante o relevante no es tanto la cantidad física de circulante, sino el crédito y las compras (o demanda) (Stuart Mill consideraba que solo el metálico era dinero propiamente tal. Los billetes son pagarés y, junto con otras notas promisorias –bancarias o individuales, ya sea "a la vista" (o "en demanda") o a plazo– tales como cheques, crédito "en libros" o "a cuenta", etc, constituyen crédito.): “Pero ahora hemos encontrado que hay otras cosas, tales como billetes de banco, letras de cambio y cheques, que circulan como dinero, y realizan todas las funciones del mismo: y surge la pregunta: ¿Operan estos sustitutos sobre los precios en el misma manera que el dinero en sí? ¿Tiende un incremento en la cantidad de papel transferible a aumentar los precios, de la misma manera y grado que un aumento en la cantidad de dinero...?” Ha habido una gran cantidad de debates y argumentos sobre la cuestión de si algunas de estas formas de crédito y, en particular, si los billetes de banco deben ser considerados como dinero. El asunto es tan puramente verbal que apenas merece la pena plantearlo, y uno tendría cierta dificultad en comprender por qué se le atribuye tanta importancia, si no hubiera algunas autoridades que creen, -adhiriéndose todavía a la doctrina de la infancia de la sociedad y de la economía política-, que la cantidad de dinero en comparación con la de los productos básicos, determina los precios en general, y que es importante demostrar que los billetes de banco y no otras formas de crédito son dinero, a fin de apoyar la inferencia de que los billetes de banco y no otras formas de crédito influyen sobre los precios. Es obvio, sin embargo, que los precios no dependen del dinero, sino de las compras. El dinero depositado en un banco y contra el cual no se creen débitos, o que sea debitado para fines distintos a la compra de mercancías, no tiene ningún efecto sobre los precios, de igual forma que un crédito que no se utiliza. El crédito que se utiliza para la compra de productos afecta a los precios de la misma manera que el dinero. El dinero y el crédito están, pues, exactamente a la par, en su efecto sobre los precios; y si optamos clasificar los billetes en una o la otra manera, es en este sentido por completo indiferente.12​

La situación que dio relevancia a la sugerencia de Mill fue que, a fines del siglo XIX y principios del XX el antiguo sistema monetario (basado en monedas de metales preciosos, principalmente oro) estaba cayendo en desuso.13​14​ La expansión tanto de la población como de la economía misma demandaron una expansión monetaria que la cantidad de metales preciosos poseídos por los bancos en la mayoría de los países no podía satisfacer (aunque en algunos, principalmente Inglaterra, había gran acumulación del metal15​), lo que, a su vez, dio origen a la expansión del "circulante de papel". Pero aún en Inglaterra, con esa gran acumulación de oro, no había lo suficiente a principios del siglo XX como para respaldar con oro y plata la totalidad de ese circulante, incluyendo papel moneda, cheques, pagarés y otras formas de “dinero bancario” o crédito en circulación. P. H. Wicksteed (un economista marginalista) escribiendo en 1910, describe así la situación:

Explicación:ESPERO TE AYUDE


vikublas2013p6kxbf: graciassss
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