cualidades entre la reina masa y el señor peso
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La Reina Masa y el Señor Peso
Había una vez una Masa que, creyéndose Reina, andaba por casi todas partes del mundo
para que todos la conocieran y supieran lo importante que era. No existía territorio alguno
que no supiera de su existencia. Estaba en todas partes.
Por entonces, en una aldea cercana, surgió sin explicación alguna un señor que se hizo
prontamente conocido y llegó a oídos de toda la gente por todas partes de la tierra. Se hizo
llamar el Señor Peso. Fue tanta su popularidad que la gente lo empezó a usar para muchas
cosas de su vida cotidiana.
Las personas cuando iban a la feria le decían al vendedor que le pesaran la fruta y la
verdura. Cuando iban al médico, la enfermera lo primero que hacía era pesarlos. Cuando
jugaban en el parque de entretenciones el que pesaba más ganaba en el juego del balancín.
El Señor Peso pronto se hizo más popular que la famosa Masa y no faltó quien concertó un
encuentro entre ellos y toda la gente se dispuso a verlos y a escucharlos, tal era la fama de
ellos que no hubo reino en la tierra que no estuviera atento a este esperado acontecimiento.
La Masa, cuando vio llegar al Señor Peso no se movió de su lugar esperando que el recién
llegado se acercara a rendirle honores. Por cierto que el Señor Peso hizo caso omiso de tal
situación y se colocó pronto a disposición del moderador, el famoso y prestigiado animador
Gravitón.
1 Preparado por Patricio Barros
Cuentos Didácticos de Física Hernán Gonzalo Verdugo Fabiani
Gravitón les pidió que se identificaran y dieran a conocer sus cualidades más atractivas que
tenían.
Entonces el Señor Peso dijo: Yo estoy en todas partes de la tierra, la gente me usa para
muchas cosas y, me cambio de ropaje cuando quiero, la gente me valora de diversas
formas, a veces soy más grande otras veces más pequeño. No hay cosa en la Tierra donde
yo no esté. Yo siempre miro hacia abajo, nunca miro hacia el lado ni hacia arriba, ¡no!, la
gente y las cosas se han dado cuenta que no necesito mirar hacia arriba pues nadie más
hay.
Le llegó el turno a la Masa y dijo, muy pausadamente: Miren todos, yo sí que estoy en todas
partes, no solo en la Tierra, yo existo en todas partes y más aún, no me ando cambiando de
vestuario, la gente que me conoce en un lugar siempre me verá de la misma forma, nunca
sufrirá un desengaño, yo jamás los defraudo. No importa que vaya al polo o al ecuador, sigo
siendo la misma. Con la humildad que me da el saber que soy la Reina de toda la naturaleza
no necesito andar mirando para abajo, yo miro de frente de costado, para arriba, para
abajo, para todas partes miro yo.
El Señor Peso, viendo que la gente que estaba presente en el encuentro empezó a aplaudir
más a la Masa, sacó de entre su ropaje su bastón de mando, que parecía una flecha, y por
más que quería levantarlo no podía, no dejaba de señalar el centro de la tierra.
La Masa, no podía contenerse de la risa y siguió: El Señor Peso dice que es importante y
popular, más bien lo que sucede es que la gente no se ha dado cuenta de lo enfermizo que
es, se ha hecho conocido por ser un ser de múltiples personalidades, cuando está en esta
ciudad se ve de una forma, pero en otra ciudad del sur o en otra del norte, cambia de
personalidad y se muestra de otra forma. No como yo, insisto, me muestro en todas partes
de la misma forma. Y vieran ustedes lo que le sucede cuando viaja a otro planeta o a
nuestra amada Luna, su forma se va empequeñeciendo e incluso desaparece a cierta
distancia, solo cuando va a llegar a otro lugar nuevamente adquiere una forma visible.
Parece que por sí solo no se puede presentar, parece que su forma depende del lugar donde
se encuentre.
Ya, a estas alturas, el Señor Peso estaba solo escuchando a la Masa, igual como la gente
que había concurrido a este esperado encuentro.
El Señor Peso, continuó la Masa, no puede caminar solo y mirar al frente, quizás no se ha
dado cuenta pero donde él va me encuentra a mí y por más que se sacude no puede
deshacerse de mí, le soy indispensable. No se dejen engañar, a veces él les pide que le
llamen por un seudónimo, el kilogramo, pero ¿no saben que ese es mi apellido? y ¿qué este
que se hace llamar Señor me lo quiere quitar?
Explicación: