cuáles son los valores de el poema "quien no ama no vive " de Víctor Hugo
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
los valores son pork si no te amas a ti no vi es tienes k amarte ati mismo
Explicación:
líneas están escritas antes del acto eleccionario de las PASO. Cuando se publique este “Quien no ama no vive”, habrá otras urgencias que convocarán a debates encontrados, a alegría o tristezas. Estarán, como siempre, los que con toda maestría escribirán desde los periodístico y aun desde lo vocacional, sobre lo contingente, el ya y el ahora, y el incierto mañana. Así es la política y mediante ella, se juega el destino de los hombres. Hay otros, en cambio, que sin mayores expectativas inmediatas, se ocupan de investigar acontecimientos motivacionales profundos, ajenos a la perentoriedad del momento. Tienen la certeza que buceando en las esencias, se puede comprender mejor un universo que se convierte tantas veces en inasible. Abrevan en otras filosofías y temáticas, con sinceras expectativas de ir entendiendo las razones más hondas, que motorizan acciones y proyectos.
“Quien no ama no vive”, llamó Víctor Marie Hugo a una de sus grandes poesías. Misteriosamente, mientras a las distintas estrofas de la poesía las escribió en francés, al título lo colocó en idioma castellano.
Hace pocos días una noticia venida de París arrojaba un tul negro sobre la blancura de la esperanza. Había muerto Anne Dufourmantelle, una filósofa y psicoanalista francesa, madre de tres hijos, muy conocida por sus investigaciones en las que impulsaba a vivir una vida que aceptara los riesgos.
El periódico The New York Times informó que “Anne, a sus 53 años, se había ahogado cuando trató de salvar a dos niños, que no le eran los propios, cuando luchaban por salir a flote frente a la costa de la playa Pampelonne, cerca de Saint Tropez, Francia. Los niños se salvaron, pero ella pereció ahogada.»
Sus amigos la recuerdan como una pensadora y psicoanalista de ideas profundas, cuyo trabajo era muy admirado. Escribió muchos libros, como Éloge du Risque, publicado en 2011, que aceptaba el riesgo como una parte necesaria de la experiencia humana.
Gran parte de su trabajo ahondaba en la naturaleza del miedo humano y la libertad de tomar riesgos. “La idea de seguridad absoluta —como el “riesgo cero”— es una fantasía”, aseguraba.
“Cuando uno admite sus miedos y que la vida no es eterna, la confianza puede renacer de esta vulnerabilidad”, dijo Dufourmantelle. “Es un riesgo estar vivo, pocos seres lo están”.
“El encanto del riesgo radica en que consiste estar en la vida”, proseguía. “¿Es simplemente nacer? Creo que no. Para mí, arriesgar tu vida es no morir aún, es integrar la posibilidad de morir en tu propia vida”. El riesgo, precisamente, otorga sentido a la existencia, aunque amenace con extinguirla. Entregar la vida es gastarla viviendo, para uno y para otros.
“Estar completamente vivo es una tarea, no se trata de algo dado”, recordaba a los jóvenes estudiantes. “No se trataba simplemente de estar presente en el mundo, sino de estar presente para ti mismo, alcanzando una intensidad que es en sí misma una manera de renacer”. “Al tomar el riesgo que acabaría con su propia vida, según sus palabras, renacía, informa El Confidencial”.
En una entrevista con el diario Libération, con el que colaboraba como columnista, Dufourmantelle habló sobre el sacrificio. «Cuando tenemos que hacer frente a un peligro, hay una incitación muy fuerte a pasar a la acción, a sacrificarse», dijo entonces esta filósofa, que murió trágicamente.
Alguna vez le preguntaron: «¿Podemos vivir sin asumir riesgos?». Dufourmantelle respondió: «La vida entera es riesgo. Vivir sin asumir riesgos no es realmente vivir, es estar medio vivo, bajo anestesia espiritual».
Sabrá el lector distinguir en estos especiales momentos de la vida política argentina quién ha asumido con cristalino compromiso militante ese vivir de pie frente a la validación de la propia vulnerabilidad que le imponen diariamente estamentos institucionales y mediáticos. Ella que siempre puso su vida entera en riesgo, supo, desde los tiempos de aquella lejana Santa Cruz, que la incertidumbre cero en política siempre fue una pertenencia del campo de la fantasía.
Por eso ahora se puede afirmar que ella, sumergida en el riesgo vital, se mueve por amor, como dijera Aristóteles de las esferas celestes. Busca ser consecuente con el intelecto fundacional de la que se siente hija predilecta.
“Amar viviendo y vivir para amar a millones, describe el perfil de los inolvidables».