cuales son los personajes principales, secundarios y terciarios del cuento jesus betz
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Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Un rostro se esconde tras el telón. Percibimos su mirada. Desde un primer momento hay algo que nos inquieta. Quizás sea la expresión impresa en este rostro. Cuesta identificar que sentimiento expresa. Ante todo hay espectación. Abrimos el libro y las guardas sirven de telón. Tras el telón, se anuncia Jesús Betz.
Nuestra mirada se introduce en un mundo de tonos ocres, donde las luces enfatizan las sombras y los ojos tienen un poder delator. Comenzamos a experimentar emociones encontradas. Sin habérnoslo propuesto estamos leyendo una carta íntima que de un modo u otro nos va a marcar. Es la historia de Jesús Betz, el hombre tronco, el hombre que no tenía brazos ni piernas.
II
Lo ominoso es «algo destinado a permanecer en lo oculto, (que) ha salido a la luz». Cuando lo ominoso irrumpe en nuestra cotidianidad podemos sentir diversos niveles de miedo: desde el temor al terror. Sin embargo, el rasgo distintivo de lo ominoso es la sensación de angustia que produce. Ciertamente, la idea de lo ominoso se encuentra en desuso en la vida moderna. Sin embargo, hay experiencias infantiles que sólo pueden ser comprendidas si recurrimos a esta categoría. Una de ellas, que seguro muchos de ustedes habrán vivido de niños, se produce cuando de pronto vemos por primera vez a un hombre terriblemente desfigurado. Lo que los ojos del niño ven literalmente es un monstruo y el miedo que le produce no sólo viene de afuera, no sólo es producido por el aspecto de ese ser siniestro. Por el contrario, su repulsión también responde al conflicto existencial que suscita la aparición de ese otro lado de la realidad. Esa región no admitida, no aceptada, no racionalizada exige al niño una respuesta. No la puede negar. Intenta olvidar lo visto aunque la imagen persiste con asombrosa nitidez. Se reprocha haber mirado. Se pregunta a su vez si fue descubierto mirando, si fue reconocido. No sabe como lidiar con su angustia. Intuye cierto vínculo con el monstruo, un vínculo que es muy fuerte. Se angustia más, angustia reiterada que se metamorfosea en terror. Sólo a través del psicoanálisis hemos comprendiso la naturaleza de este vínculo: «el monstruo es el reverso no reconocido de nuestra personalidad».
III