¿cuales son los pactos que se dan en Europa a fines del siglo xviii?
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RESUMEN:
Desde la teorización intelectual ilustrada en los siglos XVII y XVIII, la idea de Europa ha asumido el significado de una civilización europea singular y diferenciada, noción vinculada a proyectos de paz continental que tuvo que afrontar la crisis de civilización vivida en el embate de dos guerras mundiales. En el presente artículo se analiza la narrativa dominante de la idea de Europa como discurso de poder en la contemporaneidad y su concreción en la primera construcción comunitaria iniciada con la Declaración Schuman el 9 de abril de 1950.
“La Unión Europea sufre una crisis existencial”, afirmó el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker en el discurso sobre el estado de la Unión ante el parlamento comunitario el 13 de septiembre de 2017.2 La implosión de la Gran Recesión en 2008 ha dejado en evidencia la crisis estructural del sistema económico mundial, proceso que ha afectado de forma severa los cimientos del edificio europeo.
Las tribulaciones del presente llevan implícito un cuestionamiento de la idea representada por la Unión Europea: ¿qué es la Unión Europea?, ¿representa a Europa?, ¿qué es Europa?, ¿qué significa ser europeo? El escritor Milan Kundera (1987, p. 142) lo resumió así: “Europeo.
No es la reflexión ontológica de Europa lo que nos concierne a los historiadores. El análisis riguroso del pasado debe servir para anclar en el tiempo la idea de Europa que ha terminado tomando cuerpo en el primer germen de la construcción europea. Así, el presente estudio parte de la premisa teórica de que toda idea de Europa es una definición contingente, esto es, es el producto del encuentro entre diversas tradiciones de pensamiento en un contexto histórico preciso. Entendemos así, con B. Stråth (2002), que la idea de Europa es fundamentalmente la historia de un concepto y un discurso, cuyo análisis precisa dilucidar los antecedentes históricos que han vertebrado los diversos significados del significante Europa.
De este modo, se parte aquí del hecho de que Europa, en el momento en el que se identifica con un cuerpo institucional de índole supranacional, esto es, a partir de la declaración Schuman del 9 de abril de 1950 y del Tratado de París del año siguiente, es un constructo institucional y político generado en un contexto histórico preciso. Se infiere, por tanto, que para que Europa se concretara políticamente debió hacerse posible históricamente, en virtud de unas circunstancias que explican la definición identitaria de la Europa naciente. La tarea que proponemos desarrollar en las siguientes páginas consiste en comprender históricamente la idea de Europa, siguiendo el curso sinuoso de su formulación contemporánea y advirtiendo cómo se ha encarnado en las instituciones comunitarias.
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La idea de Europa como comunidad política y cultural es un sentimiento racionalizado por las plumas ilustradas. Este hecho no indica que antes del siglo XVIII no se hablara de Europa con distintas acepciones -fundamentalmente entendida como cristiandad en el Medievo-, pero Europa entendida como escenario de cohabitación de naciones europeas que se perciben integradas en un mismo espacio político, esto es, como concierto europeo, es un producto de los cambios estructurales que se producen en la era de las revoluciones que inauguran la contemporaneidad.
Europa como comunidad imaginada, por usar la expresión de Benedict Anderson (1993) para referirse a la nación, esto es, como imagen y representación abstracta compartida entre extraños en una lógica horizontal, limitada y soberana, nace con la eclosión de los Estados-nación que derrumban el Antiguo Régimen y prefiguran el mundo contemporáneo, lo que hace de ella un producto moderno y, se puede decir, una teorización intelectual y elitista (Pagden, 2002, pp. 39-40). Es entonces dentro del marco de poder establecido en la paz de Westfalia de 1648 cuando se articula el discurso que apela a una conciencia común compartida por una civilización europea.
Varias son las voces que defendieron la necesidad de una unión continental de Europa en los siglos XVII y XVIII; desde el abate Saint-Pierre a Leibniz, Rousseau o Kant en su célebre Sobre la paz perpetua (1795), todos ellos concibieron la posibilidad de dar con una estructura jurídica supranacional que garantizase la paz continental.