cuales son los fundamentos de cada una de las teorías de sobre el origen de la vida
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Charles Darwin tuvo algunas ideas bastante buenas. La más famosa es la teoría de la evolución por selección natural, que explica gran parte de lo que sabemos sobre la vida en la Tierra.
Pero también reflexionó sobre muchas otras cuestiones. En una apresurada carta que escribió para un amigo, presentó una idea sobre cómo podría haberse formado la primera vida.
Unos 150 años después, esa carta parece notablemente adelantada a su tiempo, tal vez incluso profética.
Contrariamente a la creencia popular, Darwin no fue el primero en proponer que las especies evolucionan. La idea de que las poblaciones de animales cambian con el tiempo, por ejemplo, que las jirafas de hoy tienen el cuello más largo que sus antepasados lejanos, se discutió mucho en el siglo XIX.
El hecho de la evolución implica algo sobre cómo comenzó la vida.
La evolución nos dice que las especies aparentemente distintas son parientes lejanos, ambos descendientes de un único ancestro compartido. Por ejemplo, nuestros parientes vivos más cercanos son los chimpancés: el antepasado común que compartimos vivió hace al menos siete millones de años.
Además, cada organismo vivo desciende en última instancia de una única población ancestral: el Último Ancestro Común Universal (LUCA, por sus siglas en inglés), que vivió hace más de 3.500 millones de años cuando se formó el planeta.
Qué es LUCA, el antepasado que dio origen a toda la vida en la Tierra (y por qué quizás lo estamos buscando en el lugar equivocado)
Sin embargo, la teoría de la evolución no nos dice nada sobre cómo se formó la primera vida: solo nos dice cómo y por qué cambia la vida existente.
¿Cómo empezó la vida?
La investigación sobre el origen de la vida no comenzó realmente hasta la década de 1950.
Para entonces, muchos científicos sospechaban que la vida comenzó en los océanos. La idea era que muchas sustancias químicas que tenían como base el carbono se formaron en la Tierra se disolvieron en el océano, que se volvió espeso: la llamada "sopa primigenia".
Esto fue propuesto en la década de 1920 por un biólogo soviético llamado Alexander Oparin. En 1953, un joven estudiante estadounidense llamado Stanley Miller demostró que los aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas, podían formarse en un aparato simple que imitaba el océano y la atmósfera primigenias.
La idea de que la vida comenzó en el océano prevaleció durante décadas, pero había un problema obvio: los océanos son enormes, por lo que, a menos que se produzcan sustancias químicas a base de carbono en cantidades asombrosas, quedarían a la deriva durante años y nunca se encontrarían.
La "sopa de la vida" pudo cocinarse con ingredientes extraterrestres
"Tendría demasiada agua y muy pocas moléculas", dice Claudia Bonfio del Laboratorio de Biología Molecular MRC en Cambridge, Reino Unido.
Una alternativa muy discutida es que la vida podría haber comenzado en respiraderos alcalinos como los de Ciudad Perdida en el Atlántico medio.
Allí, el agua caliente y rica en minerales del fondo del mar supura a través de las rocas y forma misteriosas agujas blancas. Los respiraderos son una rica fuente de energía química que podría haber alimentado a los primeros organismos.
Pero según un nuevo estudio publicado en mayo pasado, "la síntesis directa de aminoácidos o nucleobases", que son cruciales para la vida tal como la conocemos, " aún no se ha demostrado" en condiciones de ventilación alcalina.
Eso nos lleva de regreso a Darwin.
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