¿cuáles son los factores que explican la degradación actual de los ecosistemas?
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Hola La degradación de los ecosistemas a través de las actividades humanas está empujando al planeta hacia una sexta extinción masiva de especies. Esa fue una de las categóricas sentencias que anunció hace tres meses la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, IPBES, cuando entregó el Informe de evaluación en materia de degradación y restauración del suelo a nivel mundial, un sesudo estudio realizado por cerca de 150 expertos de 45 países durante tres años.
Y ahora que se aproxima el Día mundial de la lucha contra la desertificación y la sequía (junio 17) vale la pena revivir el tema, profundizar en las conclusiones de dicho informe y destacar las propuestas para –por lo menos– reducir el ritmo al que se degradan los territorios y minimizar sus efectos. Lo paradójico es que la principal causa de este fenómeno es la actividad humana y los más perjudicados somos los humanos, porque le estamos demandando a la tierra más de lo que nos puede proveer. Víctimas de nuestro propio invento.
Primero que todo, Robert Scholes, copresidente del informe, explica que la degradación es la pérdida permanente de la capacidad que tienen los suelos –terrenos o campos– para soportar la vida, no solamente del ser humano sino de todos los organismos. Y la restauración ocurre cuando se recupera el funcionamiento de las poblaciones biológicas y los servicios ecosistémicos en estas regiones afectadas.
Se degradan los territorios por la expansión agrícola, la extracción minera y de recursos naturales y la urbanización. Le estamos quitando espacio a la naturaleza. Dice el informe que para el año 2014 más de 1.500 millones de hectáreas de ecosistemas naturales habían sido convertidas a tierras de cultivo y solo la cuarta parte del planeta “ha escapado a los impactos sustanciales de la actividad humana”, que corresponde a zonas “muy frías, muy altas, muy secas o muy húmedas”, como lo advirtió Scholes en rueda de prensa. Para 2050, si seguimos al ritmo que vamos, este porcentaje será de menos del 10%.
En las zonas degradadas los suelos se han erosionado, ya no son tan fértiles por la disminución de contenido orgánico y ha aumentado su toxicidad, principalmente por la acumulación de sales. Unos de los ecosistemas más afectados en el mundo son los humedales: desde el año 1900 se ha perdido el 54% de los que existían.
El informe inicia con cifras que llaman a la acción inmediata: la situación descrita pone en riesgo el bienestar de al menos 3.200 millones de personas. Dice Scholes que a nivel mundial la vida de dos de cada cinco personas está impactada de manera significativa por esta razón. Y con la pérdida de hábitats por la degradación, “entre 1970 y 2012, el índice de tamaño de la población promedio de especies de vertebrados terrestres silvestres cayó en un 38% y el de las especies de agua dulce, en un 81%”.
La degradación también es una de las principales causas del cambio climático: solo la deforestación es responsable de alrededor del 10% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, pero si restauramos contribuiremos en un tercio a reducirlas. Gran mensaje para la región del Amazonas, que citó Scholes específicamente.
Finalizó diciendo que hay una asociación clara y evidente entre la degradación de los ecosistemas, la pobreza y la migración, todos factores que se han incrementado en los últimos años. De acuerdo con Naciones Unidas, entre 2000 y 2015, el número de migrantes en el mundo aumentó de 173 a 244 millones.
En la presentación del informe a la prensa, Scholes mencionó en África países como Zimbabue, Lesoto y el cinturón que va desde Angola hasta Mozambique como unas de las regiones con grandes extensiones de tierras degradadas, pero “este es un problema de todos los países del mundo”.
El panorama no es alentador, sin embargo, los expertos también hicieron énfasis en las experiencias exitosas para evitar o revertir este fenómeno, que van desde buenas prácticas agrícolas y silvopastoriles hasta el control sobre las fuentes de contaminación y la planificación espacial urbana replantando especies nativas, ampliando parques, respetando cauces de los ríos y el tratamiento de aguas residuales.
En diálogo con Pesquisa Javeriana, Judith Fisher, autora invitada como coordinadora de uno de los capítulos del informe, explicó la manera como muchas de estas prácticas exitosas provinieron no del conocimiento científico sino del conocimiento tradicional de comunidades indígenas. El informe incluye, por ejemplo, el uso de los calendarios ancestrales para la agricultura o el conocimiento de las costumbres de reproducción de ciertas aves y mamíferos. Esa información fue clave para explicar “cómo restaurar, manejar y evitar la degradación de los suelos”.
Explicación:
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