¿Cuáles son los efectos de la transformación económica que está ocurriendo a escala global en América latina?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
Desde varias perspectivas analíticas, la soberanía del Estado-nación está siendo desbordada en tres direcciones: hacia arriba, por la globalización y la supranacionalización; horizontalmente, por el desmonte del estado de bienestar, la privatización y la regulación; y hacia abajo, por la descentralización y la devolución de autonomías a las polis regionales y locales. En este trabajo se afirma que, antes que un simple vaciamiento (hollowing out) del Estado-nación, esta entidad está experimentando una profunda transformación y reescalamiento en los tres planos anotados. Para el efecto, se analiza el caso específico de los cinco países andinos, y se pone énfasis en los aspectos económicos.
Palabras claves: Estado-nación, globalización, Estado de bienestar, descentralización, Estado regulador.
Explicación:
A lo largo de las tres últimas décadas, se ha venido operando una gran transformación de las economías tanto de países del centro como de la periferia. Esta tuvo lugar como respuesta a la caída de la tasa de ganancia en las principales economías del mundo entre los años ’60 y principios de los ’80. Así, desde los años ’80 se ha venido dando una caída sostenida de la participación de los salarios en el ingreso a nivel global, producto directo de la implementación de políticas económicas neoliberales, la cual permitió la recuperación y crecimiento de la citada tasa de ganancia.
En el caso de las economías de Estados Unidos y Europa, en un entorno caracterizado por la caída en los ingresos de los trabajadores, el crecimiento económico fue sostenido gracias al rápido incremento del crédito a hogares y corporaciones.
La crisis del 2008 puso de relieve los límites de dicho sistema de crecimiento basado en el crédito, toda vez que la capacidad de los hogares de acumular deudas tiene un límite.
En los países del centro, el mayor crecimiento de la deuda de los hogares tuvo lugar en el sector de crédito inmobiliario, especialmente en Estados Unidos, el Reino Unido y España. En dichos países el rápido incremento del crédito indujo a una fuerte alza en los precios de la vivienda, lo que les permitió a los hogares refinanciar de forma regular sus hipotecas para así financiar el consumo. Sin embargo, una vez que empezaron a caer los precios de las viviendas entre los años 2006 y 2008, los hogares en este grupo de países se vieron incapaces de continuar con lo que básicamente representaba un esquema de financiamiento que requería adquirir nuevas deudas para cubrir compromisos financieros pasados.
La recesión que tuvo lugar en el 2008 fue entonces consecuencia directa de la caída del gasto de hogares y corporaciones producto de la implosión de la burbuja de crédito al sector privado. En este sentido es muy importante resaltar que la actual crisis económica poco o nada tiene que ver con el crecimiento de la deuda pública previo al 2008. De hecho es todo lo contrario. Una vez que golpea la crisis, y cae el gasto privado, el incremento del déficit fiscal y con ello de la deuda pública, a través de la caída de impuestos e incremento de las transferencias, actúa como mecanismo para reducir el impacto negativo de la reducción del gasto privado en las economías. Así, la caída en la actividad económica permite explicar más del 70 por ciento del incremento de la deuda pública en los países del centro. La deuda pública entonces no es el origen de los problemas económicos por los cuales atraviesan los países del centro, como se escucha de forma insistente en los medios de comunicación, sino la consecuencia directa de la implosión del modelo de crecimiento económico basado en la represión salarial y el crecimiento en el crédito al sector privado.
De esta forma el énfasis de gobiernos y organismos multilaterales en la implementación de medidas de austeridad con el objetivo de reducir la deuda del sector público representa un serio riesgo para el crecimiento económico y la estabilidad financiera de las economías desarrolladas. Más importante aún, las citadas medidas de austeridad y flexibilidad laboral inducen a una posterior reducción de la participación de los salarios en el PIB, lo cual termina agravando el problema inicial de distribución del ingreso que representa el verdadero núcleo de la actual crisis. Este panorama deja en claro que es poco probable que se dé una recuperación económica en Estados Unidos y Europa en el corto o mediano plazo.
Esto deja a China, país especialmente importante teniendo en cuenta las esperanzas que se cifran en su rápido crecimiento económico y desarrollo de su mercado interno, como mecanismo compensatorio en términos de demanda agregada global. Sin embargo es poco probable que China pueda ejercer en el corto plazo este rol de motor principal del crecimiento económico a nivel mundial, ya que no fue ajena al modelo de represión salarial que ha imperado a nivel global a lo largo de las últimas tres décadas. En el caso especifico del país asiático, la participación de los salarios en el ingreso se redujo en un 15 por ciento del PIB entre 1980 y 2005. La consecuencia directa de esta situación fue una caída en un volumen similar del consumo de los hogares y un incremento de la dependencia del crecimiento económico de las exportaciones e inversiones, las cuales incrementaron en forma significativa su peso en el PIB.
En un escenario de recesión prolongada en los países del centro, principales fuentes de demanda final a nivel global, China no cuenta con un mecanismo para incrementar el consumo final de su producción. El desarrollo de su mercado interno pasa necesariamente por un significativo incremento de la participación de los salarios en el ingreso, el cual permita el crecimiento sostenido del consumo.