¿Cuáles son los aspectos de la participación del Estado en la vida económica de las personas y explíquelos?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
PARTICIPACIÓN E INTERÉS GENERAL
La participación, esa gran directriz política de la arquitectura constitucional del Estado social y democrático de Derecho, ha sido preterida, olvidada, hasta desnaturalizada por esa versión cerrada y unilateral del poder político y financiero que se ha instalado en las tecnoestructuras dominantes en los últimos años. Sin embargo, la juventud de este tiempo no está ni mucho menos por la labor de silencio y complacencia que ha caracterizado, que pena, a no pocos sectores sociales, incapacitados, a causa de su caída en el consumismo insolidario, a levantar la voz para reclamar que los asuntos de interés general deben administrarse contando con los ciudadanos. Por una poderosa razón que en estas líneas vamos a exponer, con ocasión y sin ella, porque es capital a día de hoy: el interés de todos y cada uno de los ciudadanos, como miembros del cuerpo social, ya no se define o gestiona desde la cúpula, de forma unilateral. Ahora, y esto es lo relevante, los intereses generales han de conformarse contando con la participación de la sociedad, de los sectores implicados o concernidos por razón de la materia.
Explicación:
PARTICIPACIÓN Y ESTADO DE BIENESTAR
El modelo de Estado “intervencionista” acabó por ser un fin en sí mismo, como el gasto público y la burocracia. Ahí tenemos los datos de la deuda pública, de desempleo, del número de funcionarios y empleados públicos, que hablan por sí solos y nos eximen de largos comentarios. Hoy más que nunca hay que recordar que el Estado es de la ciudadanía, que la burocracia es del pueblo y que los intereses generales deben definirse con la activa participación de todos los miembros del cuerpo social. De lo contrario, se desnaturaliza el sistema y se pone a disposición de quienes lo usan para su propio beneficio, tal y como ha acontecido en estos años.
En este sentido se entenderá, sin demasiados problemas, que la reforma del Estado del bienestar no puede depender de una ideología en la configuración de su proyecto, porque la acción pública se delimita hoy por una renuncia expresa a todo dogmatismo político y por la apuesta hacia ese flexible dinamismo que acompaña a la realidad y, por ello, a los problemas de las personas. Hoy, al parecer, la ideología cerrada aporta sobre todo, y ante todo, una configuración de la realidad social y de la historia de carácter dogmático que no puede, le es imposible, acercarse a un mundo que se define por su dinamismo, pluralismo y versatilidad.
En este sentido, las prestaciones sociales, las atenciones sanitarias, las políticas educativas, son bienes de carácter básico que un gobierno debe poner entre sus prioridades políticas, de manera que la garantía de esos bienes se convierta en condición para que una sociedad libere energías que permitan su desarrollo y la conquista de nuevos espacios de libertad y de participación ciudadana.
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