Cuales son los aspecto relacionado con el acuerdo de paz
del 2016 en Colombia,
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A fines de diciembre de 2016, la revista inglesa The Economist declaró a Colombia como país del año. La publicación, que otorga anualmente este reconocimiento al país que, a su entender, logró los avances más significativos durante los doce meses anteriores, justificó su selección simplemente con esta frase: “por hacer la paz en 2016” (The Economist 2016, 24 de diciembre).
Sin duda, la firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC no solo fue el mayor logro del país en el año sino probablemente el hecho más importante de las últimas décadas. Veinticinco años después de promulgada la Constitución de 1991 que, en su momento, se concibió como un pacto de paz (Dugas 1993; Gutiérrez 2011), en 2016 se cerraron cuatro años de negociaciones en La Habana y se puso fin a un conflicto que duró más de medio siglo y costó cerca de 220.000 vidas (Centro Nacional de Memoria Histórica 2017). El proceso de negociación y la firma del acuerdo, además, significaron el premio Nobel de la Paz para el presidente Juan Manuel Santos.
Este hecho histórico, sin embargo, no significó para el país que el año cerrara con un clima de euforia ni mucho menos constituyó para el gobierno un año idílico; todo lo contrario. Aunque para el caso colombiano hablar de un año turbulento es casi redundante, en 2016 la turbulencia se sintió ya no por la violencia política sino principalmente por la polarización, cada vez más acentuada, entre los detractores del acuerdo de paz y quienes lo respaldan, entre el campo uribista y los sectores más cercanos al gobierno y al proceso. La crispación alcanzó su máxima expresión en la campaña para el plebiscito que buscaba refrendar el acuerdo, cuyo resultado, a pesar de la terminación del conflicto armado interno más prolongado del mundo, dejó al final del año un sabor anticlimático que dificulta ver con optimismo los años que vienen. El país no logró recuperar el entusiasmo ni aun con las desmovilizaciones masivas de los diferentes frentes de las FARC a las zonas de concentración que se iniciaron en enero de 2017.