Religión, pregunta formulada por Luisafernanda00, hace 10 meses

Cuáles son los ámbitos en los que el Cristiano debe entender y Vivir la libertad?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por lejo24
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Respuesta:

Si bien no tenemos en las Escrituras una definición de lo que es la libertad cristiana, sus principios aparecen de una y otra forma en muchísimos pasajes. Y esto no podría ser de otra manera, pues la posición propia de un cristiano es la de la libertad. Para mejor de­cirlo, Jesucristo mismo introdujo y demarcó el terreno de la liber­tad, en la cual nos ha puesto y en la que somos llamados a permane­cer firmes (Gálatas 5:1). Desde entonces, el hombre de fe puede cami­nar en este ámbito que le es propio, pues su posición es la de la li­bertad, la de la libertad con que Cristo le ha hecho libre. “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8.36).

 

El asunto de la libertad cristiana siempre aparece como un bien y privilegio inherente a esa posición característica a la que, co­mo creyentes, hemos sido llamados e introducidos. Y aunque nos pa­rezca ilógico, podremos advertir que lo verdaderamente difícil pa­ra un creyente es mantenerse en esa posición de libertad, ya que por nuestra flaqueza podemos tornarnos a la esclavitud del legalis­mo de las ordenanzas, o a justificar el libertinaje de la carne. Y tan­to en un caso como en otro, podemos invocar, de una manera com­pletamente errónea, el beneficio de la libertad cristiana como si fuese un bastión que justifica cualquier capricho de nuestra volun­tad propia. Es por eso, que si bien el asunto de la libertad cristiana es un inmenso privilegio a nuestra entera disposición, propio de nuestra posición, su ejercicio práctico requiere madurez y el per­manente juicio propio.

 

Antes de seguir adelante con este tema, procuremos definir o dar una idea de lo que llamamos libertad cristiana, para luego pa­sar a varios textos de las Escrituras que nos esclarecen sobre ella y su uso. En un primer momento, digamos que la libertad cristiana es ese bien propio y característico de la gracia de Jesucristo y de esa nueva posición en que Él mismo nos introduce y coloca, que supone la más completa emancipación que experimenta la conciencia al ser desatada, desvinculada y desembarazada de toda esa carga y yu­go de las ordenanzas y ceremonias de la religión, y de todos los pre­juicios, costumbres, dogmatismos y criterios humanos y mundana­les (1).

 

 

 

 

 

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