¿Cuáles son los adjetivos de pescadores?
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Respuesta:
Y el pobre pescador inofensivo, con su mirada pura y llena de candor, apareció soñando siempre en perpetrar toda clase de atrocidades posibles.
--¡Á ver si vos calláis con mil demonios!--exclamó el pescador con visible emoción.--Y tú--añadió dirigiéndose á su mujer,--ya sabes lo que se va á hacer.
En tanto, cerca del promontorio de San Marín balanceábase un buque del Estado, arrojando de sus entrañas de hierro, entre sordos mugidos, espesa columna de humo que el fresco Nordeste impelía hacia la ciudad, como si fuera el adiós fervoroso con que se despedían de ella, y de cuanto en ella dejaban, quizá para siempre, agrupados junto á la borda, los valientes pescadores santanderinos, arrancados de sus hogares por la última leva.
Se veía a él, pobre niño, enteco y enfermizo, pasando dos y tres horas arrodillado en la iglesia, sin gustar jamás el placer de correr al aire libre como los hijos de los miserables pescadores, sin tener un compañero con quien comunicar sus inocentes pensamientos.
Sin embargo, los verdaderos pescadores, los que se honran con tal título, reprueban esos medios vergonzosos de destrucción que no tienen el mérito de la sagacidad ni el conocimiento de las costumbres de los peces.
Paseándome con frecuencia por la orilla del arroyo, he podido estudiar detenidamente al pescador ideal, al tranquilo pescador de caña, detrás del cual las arañas tejen tranquilamente su nido.
Éstas se acercaban lentamente: los pescadores, graves, silenciosos, dejaban caer perezosamente los remos sobre el agua.
Comparado con el guarda del criadero de pescado, el pescador actual, sentado bajo la discreta sombra de un árbol, les parecerá una especie de Nemrod, un héroe de remota antigüedad.
En tanto, cerca del promontorio de San Marín balanceábase un buque del Estado, arrojando de sus entrañas de hierro, entre sordos mugidos, espesa columna de humo que el fresco Nordeste impelía hacia la ciudad, como si fuera el adiós fervoroso con que se despedían de ella, y de cuanto en ella dejaban, quizá para siempre, agrupados junto á la borda, los valientes pescadores santanderinos, arrancados de sus hogares por la última leva.
CAPITULO XII --"La fiesta de mis pescadores, tan regocijada como pobre, excedió a las de los triunfos romanos: que tal vez en la llaneza y en la humildad suelen esconderse los regocijos más aventajados.
En vano quisieron los pescadores quitárselas.
Hacía poco más de veinte años había en Peñascosa un pescador de altura llamado Mariano Lastra, a quien todos sus compañeros apreciaban por sus sentimientos honrados y carácter apacible.
El joven pescador saltó al abismo con su bolo en la mano, su padre le siguió: pero apenas desaparecían, cuando vieron á Crisóstomo y al piloto reaparecer agarrados al cadáver del reptil.
El guarda, en prueba de respetuosa consideración, permite que me acompañe su perro, un enorme perro de los Pirineos, con sus grandes lanas blancas, gran cazador y pescador inteligente, cuya presencia me intimida un poco.
Y el pobre pescador inofensivo, con su mirada pura y llena de candor, apareció soñando siempre en perpetrar toda clase de atrocidades posibles.
Paseándome con frecuencia por la orilla del arroyo, he podido estudiar detenidamente al pescador ideal, al tranquilo pescador de caña, detrás del cual las arañas tejen tranquilamente su nido.
2 Y vió dos naves que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Éstas se acercaban lentamente: los pescadores, graves, silenciosos, dejaban caer perezosamente los remos sobre el agua.
Raros son, no obstante, los pescadores geniales, y el adepto los reconoce por no sé qué rasgo característico emanado de su sér.
El pescador menos gallardo se apartó a dar orden a la demás turba a que levantasen las voces en alabanzas de la recién venida extranjera y que tocasen todos los instrumentos en señal del regocijo.
Explicación: