Cuáles son las políticas religiosas del movimiento social me ayudan plz
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La emergencia de los movimientos sociales (MS) representa una nueva lógica a partir de la cual definir lo político. Los MS nacen en un contexto de cuestionamiento y confrontación con dos grandes “monstruos” de la vida social: la burocracia institucional de la clase política y la apatía de la sociedad en general con respecto a las cuestiones públicas, un sentimiento muy instalado por modelos neoliberales de gobierno que promueven el vaciamiento del lugar del Estado. Aunque vale recalcar que esto último no significa precisamente una ausencia completa sino más bien una resignificación de lo estatal hacia un lugar más funcional a los intereses de los sectores de mayor poder (económico y político), al control social y al desarrollo de políticas públicas paliativas. En otros términos, el mercado no se maneja solo sino que necesita de un Estado que permita su acción a través de la promulgación de leyes, que lo legitime a través de la propaganda y que atienda a los conflictos sociales que crea su desarrollo.
Si analizamos la historia de América Latina en las últimas décadas, los MS han alcanzado poco a poco una mayor presencia y visibilización dentro del espacio público, de forma paralela a los crecientes conflictos y tensiones con los paradigmas tradicionales de la política. Es en esta coyuntura donde los MS fueron precisamente los agentes que se encargaron de atender a las demandas populares que ni el Estado ni la clase dirigente escuchó, y de presionar las agendas sociales constantemente negadas por la clase política institucional.
Al hablar del lugar de los MS en el espacio público y el campo político, nos referimos específicamente a los siguientes elementos. Primero, a la presencia de una pluralidad de expresiones que se comprenden a sí mismas como agentes políticos. ONGs, espacios de representación de minorías sociales, organizaciones de defensoría de derecho, sectores de militancias inclusivas, entre otros, son los sujetos que forman parte de la propuesta política de los MS, y que en la mayoría de los casos no pertenecen al establishment burocrático tradicional. Segundo, en conexión con lo antedicho, estos procesos involucran una redefinición de lo propiamente político. En otras palabras, desde las experiencias de los MS, lo político no tiene que ver con un tipo de participación específica que se juega sólo en espacios particulares –como pueden ser los partidos, los grupos políticos tradicionales o el mismo Estado- sino en la construcción de una ética social que desafía y entra en conflicto con los modos establecidos de definir las identidades socio-culturales, para la construcción de nuevas prácticas y acciones que den cuenta de las demandas populares. Es decir que lo político deja de ser una práctica restringida a un conjunto de profesionales (o de familias y apellidos tradicionales), para pasar a ser un conjunto de prácticas de resistencia, de luchas de poder, de construcción ciudadana y de desarrollo democrático a partir de todos los actores que componen una sociedad. Por último, los MS ubican las nociones de pluralidad y diversidad como fronteras éticas para el ejercicio político. Esto quiere decir que, más allá de las tensiones que pueden surgir a partir de las diferencias ideológicas, identitarias o políticas de cualquier sociedad, lo plural, lo diverso, la alteridad, la diferencia, se ubican como marcos fundamentales para el compromiso político, al punto de afirmar: si no hay pluralidad, no hay política sino más bien totalitarismo.
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