cuales son las ideas mas importantes de este tema:
Los conflictos no son precisamente guerras que tengan que ser peleadas, sino, más bien, problemas que deben ser resueltos. La paz no es, solamente, ausencia de guerra y de violencia, o simple tranquilidad, sino un modo de convivir en el cual, de manera dinámica y constante, las personas logran transformar relaciones agresivas
y destructivas en relaciones cooperativas y constructivas. Alcanzar la paz y la reconciliación significa restaurar relaciones que fueron rotas por conflictos. Y esa restauración enfrenta un enorme reto: el perdón. Ejercer el perdón —ofrecer y recibir perdón—, es una de las acciones más difíciles que se nos puede pedir. Sin embargo, constituye, también, un momento ineludible si queremos romper el ciclo destructivo del odio, la violencia y el resentimiento. ¿Cómo, si no es mediante procesos de perdón, que podremos sanar en los niveles más profundos de nuestro ser? ¿De qué
otra manera podremos reparar las relaciones rotas para reconstruir nuestras comunidades y nuestra sociedad? Perdonar no se constituye solamente en un acto de gracia para quien nos hizo daño, aunque también pueda serlo. Perdonar es un acto fundamental de liberación personal, pues al perdonar rompemos las cadenas que nos atan al victimario y que nos mantienen como víctimas. Al perdonar ponemos término a un proceso doloroso, que nos sigue haciendo daño, para hacernos responsables de nuestro bienestar. El acto de perdonar, entonces, adquiere significado como acto de independencia en el sentido más literal y profundo de la palabra, en la medida en que nos aleja de la amargura y del resentimiento.
Perdonar nos permite diseñar y vivir el presente sin ataduras indeseables con el pasado y construir un futuro encaminado hacia lo que queremos ser. Por esto afirmamos que sacudirnos el odio, quitarnos de encima el rencor mediante
el perdón, es un acto que nos reivindica en la libertad y en la autodeterminación, que significa ponernos en paz con nosotros mismos. A este acto liberador algunos lo llaman proceso de duelo. Y tienen razón, pues “hacer duelo” es permitir —como lo sugiere el término—, que el dolor aflore, sin negarlo ni ocultarlo. Perdonar tampoco significa volver a sentirse como antes de la ofensa, como si el perdón consistiese en restablecer unas relaciones idénticas a las que teníamos con el ofensor, como
si no hubiera pasado nada, con lo cual la relación se restablece sobre la mentira, sobre la negación de los hechos. El perdón permite el acercamiento y abre la puerta a la reconciliación, pero no es sinónimo de ésta; y la reconciliación tampoco hace referencia a la vuelta al pasado. Podría pensarse que perdonar es una muestra de
debilidad frente al agresor, algo así como darle la razón y por tanto imposibilitar la aplicación de la justicia. Pero no es así: El perdón, como acto liberador, no es debilidad, no es un acto de cobardía, sino muy por el contrario, es un acto de gran valentía que nos confronta con nuestro propio sufrimiento para liberarnos. En este
sentido el perdón no significa impunidad, porque perdonar no es disculpar, no es absolver de culpas. Justificar y legitimar las agresiones sufridas, o no reclamar por el daño causado, como si fuera una deuda que se puede obviar y pasar por alto, no es compatible con el perdón. El acto liberador del perdón no se refiere en modo alguno a afirmar que “¡Ya sucedió, no hay nada que hacer, mejor sigamos!”; no significa que la agresión quede en la impunidad. El arrepentimiento es la otra cara del perdón,
aunque, como ya se dijo, arrepentimiento y perdón son dos acciones independientes. Arrepentirse supone dos dimensiones: Por una parte, es un acto íntimo que nos libera de la culpa por haber causado daño al otro (y en ese sentido
conduce al auto perdón, a perdonarnos a nosotros mismos por la injusticia que hemos cometido) y por otra es un acto de responsabilidad frente al otro que nos anima a hacernos cargo de las consecuencias de nuestras acciones y por consiguiente a pedir perdón y a estar dispuestos a reparar los daños. La capacidad de arrepentimiento solamente es posible cuando logramos ponernos en el lugar del
ofendido y nos hacemos conscientes de los perjuicios que le hemos causado. El arrepentimiento dignifica a la víctima, pues reconoce que ha sido objeto de vulneración de alguno de sus derechos y al pedirle que nos perdone la ponemos en posición de igualdad con nosotros. Con ello queda abierta una puerta hacia el camino de la reconciliación. Reconocer la falta que hemos cometido contra
otra persona y hacernos cargo de los daños causados mediante el arrepentimiento, la solicitud del perdón ante el ofendido y la reparación de los perjuicios, son actos que no solamente reivindican la humanidad de aquel a quien se le violaron sus derechos y su dignidad; significa también, para el ofensor, una puesta en paz consigo mismo, una descarga de conciencia y su auto-reconocimiento como persona justa,
digna y generosa.
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aaaa)!!!!!!!! XD PERDON
projim02:
por que no deja la bob ada
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MUCHO TEXTO MAN RESUME Y AHI TE AIUDO XD
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