Cuales son las Falacias de la química
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Falacias químicas.Se entiende como falacia naturalista un razonamiento como el siguiente:
Todo lo natural es bueno. El agua de este arroyo es natural. Luego, esta agua es buena.
Por supuesto, es una falacia porque olvida que la naturaleza tiene partes muy peligrosas, como setas venenosas. También olvida que la definición de natural puede ser, como mínimo, digno de debate. Una de las manifestaciones más corrientes hoy en día es la preocupación por la alimentación, especialmente por los aditivos.
Bien, la primera en la frente: no existe, por ejemplo, el pan natural, aunque Eduard Punset saliera en un anuncio televisivo hace tiempo asegurando que sí. Existen, eso sí, diversas maneras de prepararlo, con diferentes componentes, pero el pan ya es un alimento artificial, creado por la acción del hombre. Opinar que es natural porque no lleva tal o cual aditivo no deja de ser una mamarrachada, pues denota una falta horrorosa de vocabulario por lo que podría denominarse como “pan integral”. Ocurre como comentó un día Lansky en este humilde blog, que la palabra "natural" no significa nada por un exceso de uso.
Así, uno tiene que oír paridas como que es bueno fumar marihuana tomada directamente del campo porque “no tiene químicos”. Una más divertida es esta defensa de la apiterapia , aunque debo admitir que posiblemente es un malentendido. Eso, o que quiero creer que lo fue.
Así, la falacia naturalista anterior se transforma en la primera falacia química:
Lo natural está libre de aditivos artificiales. Este pastel tiene aditivos artificiales. Luego, este pastel no es natural.
Esta falacia se da de bruces tanto con el hecho de que lo natural es obviamente químico, como con que los aditivos tradicionales, como la sal, el azúcar y el vinagre, no son percibidos como tales. Probablemente, por ignorancia de los defensores de lo “natural”.
Por otro lado, el hecho de que todo lo que ocurre en el cuerpo humano es química puede llevar a otra falacia: como todo es química, todo vale. El ejemplo más habitual de este pensamiento se da con la legalización de drogas, cuando se critica la prohibición del uso recreativo de ciertas sustancias, alegando que diversos fármacos tienen la misma base química.
La segunda falacia química, pues, se formula como:
La salud son un conjunto de reacciones químicas. Las drogas son simplemente sustancias químicas que desencadenan reacciones. Luego, las drogas son saludables.
Científicamente, es cierto, pero éticamente no me parece lo mismo suministrar un tranquilizante para evitar graves sufrimientos después de un accidente, por ejemplo, que simple y llanamente para pillarse un colocón. No es que los tranquilizantes no dejen de tener cierto riesgo (la morfina puede causar adicción), sino que se considera menos malo que padecer grandes dolores.
Nótese que el error nace de confundir la verdad científica con la verdad ética. La primera sirve de base a la primera, pero no puede determinarla completamente, como la química no determina por sí sola la farmacia y la toxicología, aunque sea su base. Por ello, en estos dos ejemplos vemos cómo sendos comentaristas llegan a entender que, como los autores de los artículos cuestionan la base científica de algunas normas éticas, ambos están proponiendo abandonarse al nihilismo más descerebrado posible. Eso es otro tipo de falacia, por cierto.
Todo lo natural es bueno. El agua de este arroyo es natural. Luego, esta agua es buena.
Por supuesto, es una falacia porque olvida que la naturaleza tiene partes muy peligrosas, como setas venenosas. También olvida que la definición de natural puede ser, como mínimo, digno de debate. Una de las manifestaciones más corrientes hoy en día es la preocupación por la alimentación, especialmente por los aditivos.
Bien, la primera en la frente: no existe, por ejemplo, el pan natural, aunque Eduard Punset saliera en un anuncio televisivo hace tiempo asegurando que sí. Existen, eso sí, diversas maneras de prepararlo, con diferentes componentes, pero el pan ya es un alimento artificial, creado por la acción del hombre. Opinar que es natural porque no lleva tal o cual aditivo no deja de ser una mamarrachada, pues denota una falta horrorosa de vocabulario por lo que podría denominarse como “pan integral”. Ocurre como comentó un día Lansky en este humilde blog, que la palabra "natural" no significa nada por un exceso de uso.
Así, uno tiene que oír paridas como que es bueno fumar marihuana tomada directamente del campo porque “no tiene químicos”. Una más divertida es esta defensa de la apiterapia , aunque debo admitir que posiblemente es un malentendido. Eso, o que quiero creer que lo fue.
Así, la falacia naturalista anterior se transforma en la primera falacia química:
Lo natural está libre de aditivos artificiales. Este pastel tiene aditivos artificiales. Luego, este pastel no es natural.
Esta falacia se da de bruces tanto con el hecho de que lo natural es obviamente químico, como con que los aditivos tradicionales, como la sal, el azúcar y el vinagre, no son percibidos como tales. Probablemente, por ignorancia de los defensores de lo “natural”.
Por otro lado, el hecho de que todo lo que ocurre en el cuerpo humano es química puede llevar a otra falacia: como todo es química, todo vale. El ejemplo más habitual de este pensamiento se da con la legalización de drogas, cuando se critica la prohibición del uso recreativo de ciertas sustancias, alegando que diversos fármacos tienen la misma base química.
La segunda falacia química, pues, se formula como:
La salud son un conjunto de reacciones químicas. Las drogas son simplemente sustancias químicas que desencadenan reacciones. Luego, las drogas son saludables.
Científicamente, es cierto, pero éticamente no me parece lo mismo suministrar un tranquilizante para evitar graves sufrimientos después de un accidente, por ejemplo, que simple y llanamente para pillarse un colocón. No es que los tranquilizantes no dejen de tener cierto riesgo (la morfina puede causar adicción), sino que se considera menos malo que padecer grandes dolores.
Nótese que el error nace de confundir la verdad científica con la verdad ética. La primera sirve de base a la primera, pero no puede determinarla completamente, como la química no determina por sí sola la farmacia y la toxicología, aunque sea su base. Por ello, en estos dos ejemplos vemos cómo sendos comentaristas llegan a entender que, como los autores de los artículos cuestionan la base científica de algunas normas éticas, ambos están proponiendo abandonarse al nihilismo más descerebrado posible. Eso es otro tipo de falacia, por cierto.
jordan1230:
guaooooooooo bien
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