El concepto de ciudadanía surge con el Estado de derecho, la primera de cuyas
formas fue el Estado liberal que describiremos en unidades sucesivas. Con anterioridad
a la aparición del Estado derecho no podemos hablar propiamente de ciudadano sino
que tenemos que hablar de súbdito.
Ambos conceptos se refieren a la persona natural de un país y sujeta al ordenamiento
jurídico y político del mismo. Pero el concepto de súbdito, a diferencia del concepto
ciudadano, conlleva la idea de sometimiento, la persona queda a expensas de un poder
que está al margen del control de las leyes. Por el contrario el concepto ciudadano
supone que la persona es reconocida no sólo como sujeto de obligaciones sino también
de derechos. Los ciudadanos son miembros de sociedades que reconocen los mismos
derechos y deberes para todos los individuos incluso para los que detentan el poder, que
están igualmente sometidos al ordenamiento jurídico. La relación entre el ciudadano y
el poder no se basa en el sometimiento, como en el caso del súbdito, se basa en que el
primero legitima el segundo, es decir, el poder emana del reconocimiento del mismo
que hacen los ciudadanos, por eso el ciudadano participa del poder político.
2. DIMENSIONES DEL CONCEPTO DE CIUDADANÍA
En el concepto de ciudadanía podemos distinguir tres dimensiones que se han ido
conquistando a lo largo de la historia (también lo veremos en unidades sucesivas) a
medida que se conquistaban los derechos individuales, políticos y sociales:
- Una dimensión civil, según la cual se le reconocen al ciudadano determinados
derechos y libertades: la libertad de expresión, la libertad de asociación, la
libertad religiosa o la libertad de prensa serían ejemplos de esta dimensión civil
de la ciudadanía, que se corresponde con las reivindicaciones políticas
ilustradas, del siglo XVIII, y con la emergencia en el siglo XIX de los Estados
liberales.
- Una dimensión política por la que se le reconoce al ciudadano el derecho a
1º Bachillerato Distancia Filosofía y Ciudadanía
IES Francisco Giner de los Ríos
Unidad 8
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participar en las tareas de gobierno, ya sea de manera directa, ya sea a través de
la libre elección de sus representantes. Esta vertiente política de la ciudadanía se
hace efectiva durante el siglo XIX y ya en el siglo XX, con las democracias
liberales y el reconocimiento del sufragio universal que hace valer los mismos
derechos políticos para todos los ciudadanos, también las mujeres.
- Una dimensión social, según la cual el Estado debe salvaguardar los derechos de
los menos favorecidos y proveer y administrar determinados bienes, recursos y
servicios fundamentales, como puedan serlo la educación o la sanidad. Se
establece así el tránsito del Estado liberal al Estado democrático y social de
Derecho.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, constituye el más
importante y último referente ético-jurídico al que remitir el concepto de ciudadanía. Y
como veremos, estas dimensiones se ven reflejadas en las sucesivas generaciones de los
Derechos Humanos.