cuales son las causas por las cuales aumenta la población en el siglo XVIII en Europa
Respuestas a la pregunta
Respuesta:( www wikipedia org - poblacion en la edad media)
Tras la Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII, hubo un fuerte incremento de la población en Europa, asociado al inicio de la transición demográfica. Durante el período 1750-1950, el continente llegó al cuadruplicar su población inicial de 100 millones de habitantes. A lo largo del siglo XVIII, el número de habitantes de Gran Bretaña pasó de 8 a 15 millones; el de Francia, de 23 a 29; el de España, de 7 a 10; el de los Estados italianos, de 9 a 13; el de Bélgica, de 1 millón y medio a 3; el de Suecia, de poco más de 1 millón y medio a casi 2 millones y medio; el de Prusia, de 1 a 3 millones, y el de Holanda, de 1 millón al. 700.000. Las mayores densidades de población se obtenían en Bélgica y Lombardía; las menores, en España, Suecia y Noruega. Después del Imperio de los zares, que pasó de tener 19 millones de habitantes el 1762 a 29 el 1796, hacia 1800 Francia seguía siendo el país más poblado de Europa.
La Europa central y oriental se apuntó los mejores tantos aunque la importancia de los crecimientos tal vez viene mediatizada por la inseguridad de las fuentes disponibles: 300 por ciento en Hungría, 316 en Pomerania, 200 en el oeste alemán, 166 por ciento en Finlandia. En una escala intermedia encontramos Rusia (157 por ciento de aumento en el último cuarto del siglo XVIII), la Prusia oriental con un 132 por ciento y el conjunto del Sacro Imperio con un 128 por ciento. Por otro lado, los porcentajes de los otros países escandinavos y de la Europa occidental y meridional son mucho más discretos: Suecia, 66 por ciento entre 1720 y 1780; Inglaterra y Gales, 63; Italia y España, 55, y Francia, 32 por ciento.
El crecimiento aparece, pues, como un hecho casi general -excepción de Islandia- y se inscribe en un fenómeno mundial, aunque las cifras concretas resultan harto discutibles. Su movimiento expresa situaciones y coyunturas diversas, y obedece a ritmos diferentes. Así, la expansión fue de intensidad diversa y asincrónica: rápida en el caso de Finlandia, Irlanda, Inglaterra y Gales (por en- la del 50 por ciento), mucho menos acelerada para Noruega, Suecia e Italia (entre un 25 y un 30 por ciento) y casi lenta en Francia (19 por ciento), y Dinamarca y los Países Bajos, con el 10 por ciento. Por regiones, los contrastes son más acusados: zonas estabilizadas como Borgoña, el Macizo Central, Normandía, el sur de Inglaterra y el centro español guardan poca relación con otras y dinámicas como el centro y el este francés, el norte inglés o la España levantina y andaluza, muy dinámicas.
Explicación:
Los factores de crecimiento
La mejora más clara y repetidamente consignada ha sido el descenso de la mortalidad infantil con el consiguiente aumento de la esperanza de vida, una vez superados los peligros de la adolescencia. También se ha insistido en el hecho que dicha mejora benefició sobre todo a las clases bajas. Anteriormente, una larga duración de la vida podía ser patrimonio de una minoría que disponía de comida adecuada y aire fresco garantizado. Volveremos sobre este aspecto.
La guerra ocupa un lugar bajo en la escala de los «asesinos» biológicos y no dejaba de constituir un genocidio de pequeñas proporciones. También insistiremos en ello.
Cabe ver si el incremento de la fertilidad guarda relación con el crecimiento demográfico. Para Francia, donde el número de reconstrucciones puede considerarse suficiente, se comprueba, en primer lugar, un crecimiento de la ilegitimidad durante el siglo XVIII. Este factor incrementó la fertilidad global, aunque de forma marginal y más aún con referencia a la tasa de crecimiento. También crecieron las concepciones premaritales, pero tampoco esto explica gran cosa.
Podemos insistir en el factor fertilidad atendiendo a las tasas de nupcialidad. Éstas vienen determinadas por el porcentaje de mujeres en edad fértil que pueden ser madres: el promedio de edad al primer matrimonio y el porcentaje de mujeres en cualquiera de los grupos de edad fértil que contraen nupcias. Pero la medición de la primera variable tiene un valor limitado, ya que existía una relación directa entre la edad de la boda y la edad en la última maternidad: cuanto más pronto se casaba la mujer, más pronto tenía su último hijo. Si a esto añadimos que, en la mayoría de los países, la edad al primer matrimonio se retardó durante el siglo XVIII y que no se aprecian cambios significativos en la edad de la madre en el último parto, no se puede hablar de un alargamiento del período reproductor, sino todo lo contrario. La reducción alcanzó seis años en Francia, dos en Inglaterra y uno y medio en Alemania. Por lo que respecta a la segunda variable, ha sido calculada en muy pocas reconstrucciones y parecen no existir cambios significativos.