¿Cuáles son las causas de la caída del imperio azteca?
Respuestas a la pregunta
Comienzo de la caída
Fue en lo que sería la futura Veracruz donde Cortés comenzó a darse cuenta de la inmensidad y la riqueza del imperio azteca. Allí recibió la visita de los mexicas, de la provincia de Cuetlaxtlán. En nombre del emperador Moctezuma, le regalaron víveres, magníficos vestidos de gala en algodón y plumas, y joyas de oro, y le pidieron que no ingresara a territorio azteca.
Según la tradición mexica, funestos presagios (iluminaciones del cielo, incendios inexplicables) anunciaron una terrible catástrofe. Muy religiosos, Moctezuma y sus consejeros quedaron muy impresionados por el hecho de que el año uno-junco (para ellos), es decir, 1519, coincidiera con la fecha que, al presentarse cada 52 años, podía significar el retorno de la Serpiente de Plumas, según el mito de Quetzalcóatl. Y, para ellos, Cortés era el dios que regresaba.
Entretanto, Cortés se alió con ciertos pueblos que odiaban mortalmente a los mexicas, como los totonecas y, sobre todo, los tlaxcaltecas. Desde entonces, la conquista se convirtió en una empresa fundamentalmente hispano-tlaxcalteca.
Llegados a Tenochtitlán, y después de varias peticiones a Cortés para que este no entrara a la ciudad, Moctezuma los recibió junto a altos dignatarios, entre ellos el rey de Texcoco. Esto ocurrió en noviembre de 1519.
Respuesta:
Las guerras y conflictos han formado parte de la historia desde el principio, por razones que no cambian mucho: la religión, el territorio, el rencor y en este caso, la codicia. Los españoles invadieron el Nuevo Mundo para aumentar más territorio para su imperio y riqueza.
Los mosquetes, los arquebus, eran poco manejables, pesaban mucho (entre 24 y 28 kilos), y disparar era un proceso complicado porque la mecha siempre tenía que estar encidada. Los arquebus fueron más efectivos para crear miedo que para matar a los soldados nativos, inspiraban miedo particularmente porque la gente nativa creía que los arquebus podían convocar un trueno: “palos que chorrearon fuego” (Hemming, p. 13).
La armadura de España, especialmente Toledo, era una de las mejores del mundo, efectiva contra la gente indígena porque la armadura estaba hecha para un conflicto contra otra civilization modernizada con armas modernizadas con metalurgia avanzada. A pesar de que todo el cuerpo estaba cubierto de armadura, un sistema de placas en las articulaciones permitía el movimiento. Además, los soldados españoles usaron escudos circulares, hechos de madera o acero, recubierto de cuero que los protegió de proyectiles, por ejemplo los dardos de los atlatl.
Las ballestas y los arquebus eran la manera más eficiente para perforar la armadura de acero, pero como la gente nativa no los tenía, era casi imposible para ellos perforar la armadura de los españoles. De hecho, la armadura era tan efectiva que unos soldados españoles cambiaron su armadura avanzada por una cota de malla la cual era más ligera pero tan efectiva como la armadura normal.
Comparados con los españoles, los nativos tenían un nivel de armas entre las edades de piedra y bronce. Principalmente la infantería usó garrotes, mazas y hachas con puntas de piedra o bronce (algunas tenían puntas adicionales). Estas armas podían hacer daño a un soldado español, pero no matarlo. Una arma bastante común era el Macuahuitl, una espada de madera con puntas de obsidian atadas El Macuahuitl tenía la reputación de ser particularmente brutal y violento entre las tribus nativas que no llevaban armadura de acero, pero como las demás, no hacían ningún daño a la armadura española (Smith, 23:16).
En todos los casos, la armadura de los guerreros aztecas (por ejemplo los guerreros jaguar y águila – los más temerosos del ejército azteca) llevaban armadura que estaba hecha para intimidar, no para proteger a quien la lleva. Estaba cubierta de diferentes colores, con plumas (en el caso de los guerreros águila) o pieles (en el caso de los guerreros jaguar). Desafortunadamente para los guerreros, su armadura no les protegía, y simplemente les hacía más visibles.
Pero, las armas no fueron la única fuente del sufrimiento y la derrota de los nativos: había una amenaza más antigua y más peligrosa que todos los ejércitos combinados. El primer barco español que llegó al mundo nuevo trajo algo mucho más peligroso que los soldados que contuvo, también contuvo un esclavo con las síntomas de una fiebre. Entre semanas, esta enfermedad infectó a miles de personas nativas con resultados fatales. Con los síntomas que se parecen a las de una fiebre, la enfermedad tomó control del cuerpo y las ampollas empezaron cubrir todo el cuerpo. Cada ampolla estaba llena con los partículos de la enfermedad, que causó que la enfermedad se propaga exponencialmente.
La gente nativa era tan susceptible a las enfermedades europeas porque no había un intercambio grande de gérmenes entre la gente y sus animales, como había en europa. Además, europa sufrió muchas infecciones matadoras, que mataron millones de personas un eventos múltiples: la más famosa siendo la peste negra, que mató unos cincuenta millones de personas. Mientras eventos así eran catastróficos para europa, la gente que tenía los genes que le dejan sobrevivir sobrevivían, y tenían hijos que subsecuentemente tenían los mismos genes, produciendo una resistencia en toda europa (Harris, 43:00). Las americas nunca habían tenido una enfermedad matadora asi, entonces no había nadie en la población que tenía una resistencia suficientemente fuerte para resistir lo que vino del mundo antiguo: significa que toda la población era susceptible, no solo una parte.
Con Moctezuma ya muerto y siendo la única persona que protegía a Cortés, obligó a Cortés y a sus soldados a escapar. Cientos de soldados murieron y fueron capturados y sacrificados al dios de la guerra, Huitzilopochtli. Después de huir, en mayo, 1521 Cortés y sus soldados construyeron una flota, y se reunieron con sus aliados – otras tribus enemigas de los aztecas. Su asedio causó una hambruna enorme en tenochtitlán, el asedio duró por ochenta días, en los que la gente tenía que comer lagartos y cesped. (Smith, 44:00)