¿cuáles son las características que tomó en cuenta el autor para construir el concepto de mesoamérica
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
es mucho jaja si te sirvió coronita porfis
Explicación:
Mesoamérica”, publicado originalmente en 1943, fue un intento de señalar lo que tenían en común los pueblos y las culturas de una determinada parte del Continente Americano, y lo que los separaba de los demás. Para lograr este propósito me impuse la limitación de enumerar sólo aquellos rasgos culturales que eran propiedad exclusiva de esos pueblos, sin intentar hacer una caracterización de la totalidad de su vida cultural. Por la aplicación rigurosa de este principio no se mencionan en mi trabajo rasgos tan fundamentales y característicos de la civilización mesoamericana como la pirámide, ni se analiza la configuración y estructuración de esa civilización, que obviamente es más que la suma de sus partes. Falta también la división de esta superárea en áreas culturales que se distinguen no sólo por la presencia o ausencia de determinados “elementos” sino por el grado de desarrollo y complejidad que han alcanzado, siendo las más típicamente mesoamericanas las más desarrolladas y complejas. Falta, en fin, la profundidad histórica que la orientación misma de este trabajo implica, esto es, la aplicación de los mismos principios a épocas anteriores, retrocediendo paso por paso hasta la formación misma de la civilización mesoamericana.
Concebí este estudio como el primero de una serie de investigaciones que tratarán sucesivamente de estos problemas, anticipando que la mayor parte de esta tarea deberían tomarla otros a su cargo. En esta esperanza quedé defraudado, pues mientras que muchos han aceptado el concepto “Mesoamérica”, ninguno, que yo sepa, lo ha hecho objeto de una crítica constructiva o lo ha aplicado o desarrollado sistemáticamente. Ahora, la iniciativa de los estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de volver a publicar este trabajo, me hace abrigar nuevamente la esperanza de que sea un investigador joven el que siga por el camino que yo señalé hace años.
PAUL KIRCHHOFF
Instituto de Historia
Universidad Nacional Autónoma de México
EN LAS CLASIFICACIONES geográficas de las culturas indígenas de América, que abarcan el Continente entero o que enfocan por lo menos determinada región desde un punto de vista continental, se distinguen fácilmente dos tipos.
En el primero, se acepta una u otra de las divisiones corrientes del Continente Americano, basadas en la Geografía Política o en la Biogeografía. La mayoría de los americanistas, o divide el Continente simplemente en Norte y Sudamérica, o intercala entre las dos partes una tercera, sea “México y Centroamérica” o, como lo hacen algunos antropólogos norteamericanos, Middle America. En el primer caso por regla general, se acepta como límite entre Norte y Sudamérica, la línea divisoria biogeográfica que sigue el curso del río San Juan, entre Nicaragua y Costa Rica. En el segundo caso, en “México y Centroamérica” se incluye todo el territorio comprendido entre la frontera septentrional de la República Mexicana y la frontera oriental de Panamá; en Middle America la misma región, excluyendo unas veces el norte de México, incluyendo otras las Antillas.
Ambas divisiones y sus variantes que aquí dejamos de mencionar, tienen grandes inconvenientes cuando se usan para algo más que una mera localización geográfica de fenómenos culturales del mundo indígena, o para fijar los límites geográficos de programas de investigación o publicaciones. La frontera biogeográfica entre Norte y Sudamérica, aunque coincide con una frontera local entre regiones con características culturales bien marcadas, no constituye sin embargo una frontera cultural entre Norte y Sudamérica, puesto que al norte de ella, la cultura de los sumo y misquito y aun la de los paya y ficaque, es tan “sudamericana” como la de los chibcha centroamericanos. De hecho este calificativo carece de todo significado preciso, ya que en Sudamérica, cualquiera que sea la extensión que queramos dar a este término, existen culturas tan distintas entre sí como las de los fuegos, los caribe y los inca. Por otro lado, las culturas restantes de Centroamérica y México, con excepción del norte de México, no ostentan de ninguna manera caracteres “norteamericanos”, sino que, por el contrario, tal vez tienen más en común en ciertas culturas de Sudamérica que con cualquiera de Norteamérica. Efectivamente, sus semejanzas con ciertas áreas culturales norteamericanas, como las del Sureste y en parte del Suroeste de Estados Unidos, se refieren en gran medida a aquellos rasgos que ambas tienen en común con ciertas áreas culturales de Sudamérica.