Cuáles son la consecuencias del problema económico a las familias y comunidad?
Respuestas a la pregunta
Esta situación está modificando sustancialmente los contenidos de las relaciones de pareja. Para entender mejor estas modificaciones repasemos rápidamente lo que pasa en cada uno de los tipos de familia antes considerados. En efecto, en la familia empresaria los cónyuges son socios productores así como corresponsables del mantenimiento de un hogar. La vida del trabajo se fusiona con la vida del hogar. Las relaciones conyugales ( y también con los hijos) deben ser tales que aseguren cotidianamente la continuidad de un esfuerzo colectivo en el que el bienestar de cada uno depende de la actividades
En cambio, en la "pareja proveedora", la menor dependencia económica y emocional de la mujer con respecto al hombre que resulta de sus nuevas oportunidades de relaciones con otros hombres y mujeres en el mundo laboral, de la cultura y del conocimiento, le abre un margen de negociación en cuanto a sus derechos y a la distribución de las responsabilidades domésticas históricamente inédito, y que le permite redefinir el contenido de las relaciones de pareja. El resultado tiene que ser, necesariamente, una relación más simétrica que en el pasado. Mas aún, la estabilidad de las nuevas relaciones de pareja pasa a depender más de la compatibilidad de los proyectos de vida de cada uno de los cónyuges que de la adhesión a los patrones familiares tradicionales o de las presiones de otros parientes y amigos.
Ahora bien. Los cambios en las relaciones de pareja que asocian a las transformaciones en los tipos de familia, no parecen justificar mayor alarma. Al contrario, para aquellos que creemos en la igualdad, y en la conveniencia que las personas amplíen sus oportunidades de elección, de libertad y de realización personal, el conocimiento de las tendencias recién resumidas debería dejarnos la sensación de que las cosas están marchando por buen camino. Los vínculos de pareja dependen menos de necesidades económicas, de prejuicios y presiones sociales y más del afecto y de la compatibilidad de proyectos de vida. Por otra parte, no parece probable que en un mundo en el que aumenta constantemente la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres el principio organizador de las familias siga siendo la división del trabajo de acuerdo al sexo.
Pero los "alarmados" nos dirían que no estamos mirando lo que hay que mirar, la cara oscura de estos procesos. Ellos destacan lo siguiente. En primer lugar, las familias son más inestables. Una señal de tal inestabilidad es el crecimiento de la tasa de divorcios y de separaciones que se registra en la mayoría de los países para los que se dispone de información. En consecuencia, también crecen los hogares monoparentales (usualmente una madre con sus hijos) así como los hogares reensamblados o reconstituidos, donde los niños no conviven con sus dos padres biológicos. Otras señales de inestabilidad y desarticulación familiar la da el aumento de la proporción de parejas jóvenes que cohabita sin casarse y que tampoco formaliza su unión cuando aparece el primer hijo. También señalan que la liberación de las relaciones premaritales es de tal magnitud que ni aun la mayor educación de los jóvenes ni la creciente difusión de las ténicas anticonceptivas pueden evitar el significativo aumento de la proporción de embarazos adolescentes en el total de embarazos.
Los "alarmados" subrayan que la familia es el núcleo básico de la sociedad, porque ninguna otra institución puede sustituirla en la tarea de transmitir valores a los niños, de disciplinarlos para una vida social ordenada, de darles identidad, sentido de pertenencia y de obligación moral hacia otros. Pero dicen, y muestran evidencia de estudios que lo corroboran, que para cumplir esta tarea es necesaria (aunque obviamente no suficiente) la presencia continua de ambos padres biológicos. Muestran que, por ejemplo, en Estados Unidos, alrededor de 1950 mas de un 80% de los niños se criaban en una familia con sus dos padres biológicos que estaban casados legalmente. En 1980, sólo 50% de los niños podía esperar vivir toda su infancia en una familia intacta. Seguramente en esta década menos de la mitad de los niños están viviendo con su papá y su mamá. También se muestra que cuando ellos no están, aumentan las probabilidades de fracaso escolar de los niños así como la predisposición de los jóvenes a las drogas o los actos delictivos. De este modo, la preocupación de los "alarmados" se basa en la profunda convicción que de continuar las tendencias presentes a la inestabilidad y desorganización familiares, la humanidad podría dirigirse a un colapso social.