cuales fueron los obstaculos que tuvo que vencer Matilde Montoya?
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Respuesta:
En la segunda mitad del siglo XIX, muchos creían que las mujeres no podían dedicarse a tareas intelectuales, ni siquiera de mediana complejidad. El cerebro femenino, afirmaban, no daba para tanto: nada de matemáticas ni filosofía ni ciencia. Concha Miramón aseguraba que la locura de Carlota venía de su empeño en querer abordar cuestiones de Estado y alta política. La tenacidad femenina demostró otra cosa
De cómo Matilde Montoya logró vencer todos los obstáculos y se convirtió en la primera médica mexicana
El sitio donde se llevaba a cabo aquel examen profesional no era el Salón de Actos de la Escuela Nacional de Medicina, sino un salón menor, donde la Sociedad Filoiátrica de Beneficencia de Alumnos solía tener sus juntas. Se esperaría que aquel examen se efectuase en el gran salón que merecía la notoriedad de la sustentante, por ser la primera mujer que se atrevía a acreditar su saber médico, y del hecho de que allí apareció, para presenciarlo, nada menos que el presidente Porfirio Díaz.
Ella era Matilde Montoya, y con ese examen se terminaban años de estudio, de esfuerzo y de preparación, pero también mucho tiempo de lucha personal, para no abandonar el proyecto, cosa que le habría gustado mucho a numerosos médicos varones. Matilde era una rareza, una muy inquietante rareza.
UN EXAMEN EXCEPCIONAL. Era la tarde del 24 de agosto de 1887. El salón estaba atiborrado de personajes de la buena sociedad porfiriana y redactores de periódicos. Ante tan selecta concurrencia, Matilde Montoya, una mujer de 30 años, se sometía al interrogatorio de un jurado integrado por seis médicos destacados, profesores todos con fama de severos: un cardiólogo, un oftalmólogo, un higienista, un farmacólogo, un experto en medicina legal, y un ginecólogo. Su tesis abordaba cuestiones de bacteriología.
Dos horas duró el examen, donde lo mismo se le interrogó a Matilde sobre la escarlatina, los padecimientos cardiacos, la higiene y la microbiología. Inquieta y nerviosa al principio, Matilde fue ganando seguridad a medida que avanzaba el interrogatorio. Al terminar, el salón se llenó de aplausos.
Al día siguiente, en el Hospital de San Andrés —ubicado en la calle de Tacuba, donde hoy se encuentra el Museo Nacional de Arte— Matilde hizo, con el mismo jurado, su examen práctico. Cada sinodal le señaló un paciente: Matilde debía examinarlo, emitir un diagnóstico y prescribir el tratamiento.
Después, Matilde y sus sinodales entraron al anfiteatro, donde se encontraba ya un cadáver, sobre una mesa iluminada. Allí, la sustentante mostró su destreza con el bisturí y su conocimiento del organismo humano. Sólo entonces, el jurado se retiró a deliberar. El veredicto se materializó en seis bolas blancas en una pecera de cristal: la alumna Matilde Petra Montoya Lafragua había sido aprobada por unanimidad.
Todos los asistentes la aclamaron. El secretario de Gobernación y suegro de don Porfirio, don Manuel Romero Rubio, le entregó, en lo que era un gesto de deferencia, el título a la nueva médica, la primera de México.
EN LA ESCUELA DE MEDICINA. Entrar a la Escuela de Medicina no supuso gran problema para Matilde. Los problemas empezaron después.