Cuales fueron los derechos sociales por lo que se dieron las luchas indigenas en el ecuador en el siglo xx
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Con el advenimiento de la República, la imagen que sobre “el indio” se tenía en la época colonial cambió pero no para mejorar. Las elites criollas afincadas en el poder, con una visión de nación que excluía a un importante número de habitantes, se dedicaron a buscar la manera de construir el tipo ideal del “ecuatoriano” cuyo molde seguía siendo fijado según las ideas en boga. Compartiendo los “sueños patrios” de otras naciones americanas cuyos referentes estaban al otro lado del mar, los dignatarios de las jóvenes repúblicas se propusieron formular aquellos estándares que debían orientar el futuro. Esos estándares, pensados e implementados por Europa -concretamente Francia con sus ideas todavía no suficientemente arraigadas y comprobadas de libertad, igualdad y fraternidad, e Inglaterra con su revolución industrial y su paradigma de civilización que arrojaba al abismo del salvajismo y la barbarie a la mayor parte de los habitantes del planeta-, fueron adoptados y adaptados por la nueva nobleza criolla que veía en el “blanqueamiento” (1), y en la ilustración, los botes salvavidas para evitar que sus jóvenes naciones naufragaran en el mar tormentoso del atraso y la ignorancia. Novelistas, periodistas, pensadores, poetas y educadores se dedicaron a exaltar las virtudes de los blanco-mestizos que podían y debían llegar a ser el componente fundamental de las repúblicas nacientes utilizando, asimismo, sus plumas y su verbo, para describir al indio desde sus carencias sin dejar ningún aspecto negativo por resaltar para, de este modo, llegar a la conclusión irrebatible: hay que salvar al indio de sí mismo, hay que hacerlo humano -y cristiano por supuesto-, hay que integrarlo al presente, hay que subirlo en el carro de la historia trazada por los fundadores de la patria y por quienes la construían.
El presente artículo nos acerca a la manera como, herederos por una parte de esa mirada colonial sobre los indios de Ecuador -concretamente los de la sierra- y, por otra, ofreciendo su “propia mirada”, los hombres de los siglos XIX y XX construyeron o se imaginaron al indio -porque eran ellos los que pensaban y escribían- para negarlo después e intentar redimirlo con el blanqueamiento y otras políticas discriminatorias. Lo de la “propia mirada” lo coloco entre comillas por cuanto no deja de ser relativa esa manera de percibir, de ver y de representar, mirada que tiene como trasfondo la ilustración con su antropología específica cuyo paradigma es el hombre europeo civilizado, alejado ya de los bárbaros y de los salvajes. La ilustración criolla, que heredó y bebió a su manera de las luces que debían iluminar las tinieblas de la ignorancia y el error presentes de una manera tan profusa en tierras americanas, no tuvieron ningún problema en asumir la imagen de los indios construida en lejanas tierras, y en libros, revistas y periódicos dieron origen al “indio”, ese indio cuya imagen, precisamente por ser construida desde tantos intereses, no podía ser más contradictoria: desde el “buen salvaje” hasta el obstáculo para todo progreso y, además, un peligro y vergüenza para occidente y todo lo que éste representaba.
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