cuales fueron las principales limitaciones del misi?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El presente artículo pretende ofrecer algunas reflexiones acerca de las limitaciones de lo que se ha denominado "paz", centrándose en cuatro puntos que se han configurado como lugares comunes en torno de lo que podría ofrecer la terminación de la guerra: 1) la "paz" traerá consigo una disminución notable en los niveles de violencia; 2) la "paz" traerá consigo una disminución en los niveles de impunidad; 3) la "paz" dará paso al establecimiento de mejores condiciones económicas; 4) la "paz" traerá consigo un proceso de apertura de la democracia y un aumento en los niveles de participación. La metodología utilizada se centra en el análisis de estos cuatro lugares comunes en conflictos armados ya terminados, especialmente los casos de El Salvador y Guatemala, haciendo referencia a confrontaciones internas que tuvieron lugar fuera del continente como Angola y Liberia. Este artículo analiza algunas de las situaciones dadas en los niveles de violencia, la justicia, la economía y la participación política en un contexto de postconflicto. Se busca, a la luz de escenarios dados en otros países, planear las situaciones luego de terminada la guerra y afrontar la paz de manera realista y madura como un objeto deseable para Colombia.
Explicación:
Uno de los objetivos contingentes de las negociaciones entre el gobierno y los grupos subversivos es cambiar los patrones de violencia (disminuirla), de modo tal que los indicadores de homicidio desciendan y se establezca un entorno más "seguro". Bajo el presupuesto de que la guerra es la fuente primera de las muertes, la firma de los acuerdos va acompañada de la expectativa de que finalizada la confrontación, la tranquilidad reinará. Sin embargo, el nuevo escenario, antes que presentar una baja en los niveles de violencia, los aumenta e incluso los estimula, de modo tal que supera de manera sorprendente el panorama que lo antecedía. Lo que sucede entonces es que, si bien la violencia política, de hecho, baja notablemente, la violencia común se generaliza y aumenta. Esto se puede observar de manera explícita en los casos del Salvador y Guatemala.
Dinorah Azpuru, "Peace and Democratization in Guatemala: Two Parallel Processes", en Cynthia Arnson (...)
Más alarmantes son los datos del interior de la República; poblaciones como Escuintla tienen un índ (...)
Como lo muestra Dinorah Azpuru, luego del proceso de paz en Guatemala, los niveles de violencia no experimentaron un descenso significativo; por el contrario, la violencia no política persistió, con un alarmante incremento del secuestro, el robo de vehículos y residencias, los asaltos en los buses y casos dramáticos de linchamiento público de los criminales5. Es evidente que la violencia política disminuyó, pero la violencia como fenómeno social ligado a la delincuencia común continuó presente. Solamente se modificaron los actores, los hechos y los intereses atrás de los actos. Así lo evidencian los datos del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, según los cuales en la Ciudad de Guatemala se registra un índice de 101.5 homicidios por cada 100,000 habitantes. Cifra que sitúa a la capital de este país como una de las ciudades más violentas del continente americano6, el cual tiene como tasa promedio 22,9 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Este mismo fenómeno se da en El Salvador: según datos difundidos por la Fiscalía General de la República, los homicidios ascendieron de 8.019 en 1996 a 8.281 en 1998 (cabe resaltar que durante los doce años de guerra civil, perdieron la vida como promedio 6.330 personas anuales). En 1998, seis años después de haber sido firmado el acuerdo de paz, este país se ubicó como el más
violento de América Latina, aun por encima de Colombia. Este alarmante aumento en la cifras de homicidios puede ser explicado en parte por la mejora en el registro de personas asesinadas que se obtiene en un entorno de no conflicto armado, en contraposición al subrregistro presentado en una atmósfera de guerra. Sin embargo, hay factores que trascienden esta explicación como las nuevas condiciones para los excombatientes, la proliferación de armas en manos de los civiles y la incapacidad de los organismos de seguridad, los cuales incluso se han visto involucrados en la dinámica delincuencial.