cuales fueron las consecuencias de la batalla de caseros
Respuestas a la pregunta
Consecuencias
Rosas, herido de bala en una mano y cuando la Batalla de Caseros estuvo perdida para su bando, huyó a Buenos Aires. En el «Hueco de los sauces» (actual Plaza Garay) redactó su renuncia:27
«Creo haber llenado mi deber con mis conciudadanos y compañeros. Si más no hemos hecho en el sostén de nuestra independencia, nuestra identidad, y de nuestro honor, es porque más no hemos podido».
Pocas horas después, protegido por el cónsul británico Robert Gore, Rosas se embarcó en la fragata británica Centaur rumbo al exilio en Gran Bretaña.21
A Buenos Aires empezaron a llegar los primeros fugitivos a las 11:00, anunciando la devastadora derrota. Pronto la ciudad quedó acéfala y se iniciaron los saqueos de parte de grupos de vándalos mientras Mansilla se mostraba incapaz de detenerlos, aunque permitió que tropas de las flotas extranjeras entraran en la urbe para proteger a sus ciudadanos, diplomáticos y sus propiedades. Sin embargo, el vandalismo continuó hasta el día 4.22 Las tropas de Mansilla eran apenas seis batallones de guardias nacionales que se disolvieron al saber de la derrota. El 5 de febrero, a pedido de los enviados extranjeros, Urquiza mandó tres batallones para imponer el orden.
Recién quince días más tarde, el general victorioso entró en la capital, en un desfile y montando el caballo de Rosas.28 Poco después se nombró al presidente del Tribunal Superior de Buenos Aires, Vicente López y Planes, como gobernador interino.
Además de la ejecución de Chilavert y varios oficiales rosistas en el campo de batalla, todos los sobrevivientes del Regimiento de Aquino fueron fusilados sin juicio, y sus cadáveres colgados de los árboles de Palermo de San Benito, la residencia de Rosas ocupada por sus vencedores. Tiempo después fueron enjuiciados y ejecutados varios de los miembros del escuadrón de represión rosista que actuara en La Mazorca, entre ellos Ciriaco Cuitiño y Leandro Antonio Alén, padre del caudillo radical Leandro N. Alem y abuelo de Hipólito Yrigoyen.
Además de forzar la renuncia de Rosas, la batalla colocó al general Urquiza en la posición de preeminencia que aquél había ocupado, lo que le permitiría reunir a los gobernadores de las provincias para la firma del Acuerdo de San Nicolás, en el cual se convocó la reunión de un Congreso General Constituyente, que al año siguiente llevaría a la sanción de la Constitución Argentina de 1853, que es la base de la Constitución de la Nación Argentina. No obstante, el proceso de organización nacional no se puede considerar cerrado, como temprano, hasta 1880, ya que hasta esa fecha continuaron generándose sucesivas guerras civiles en el país.