¿CUALES FUERON LAS CONCECUENCIAS DEL COLONIALISMO EN AFRICA?
Respuestas a la pregunta
Explicación:
uando rastreamos los orígenes de los principales problemas económicos y estructurales que enfrentan los países africanos, todos ellos convergen hacia la época de la colonización del continente. A pesar de que esta etapa ya fue superada en casi todos los rincones de África, aquí el colonialismo adquirió una forma más perversa que en otras regiones del planeta.
Por lo tanto, para explicar los actuales niveles de subdesarrollo en África y tener una mejor comprensión de su realidad, se requiere analizar el proceso de la colonización europea de África y marcar las diferencias con otros colonatos que se dieron, principalmente en América y en Asia, ya que es evidente que no en todos lados el colonialismo tuvo las mismas consecuencias.
En toda la historia de la civilización puede observarse una tendencia a la dominación, conquista y sometimiento de unos pueblos a otros, dando lugar al surgimiento de relaciones de poderes en las cuales el vencedor se apropia de tierras, recursos, excedentes económicos, y algunas veces, impone su lenguaje, cultura y religión en los territorios y pueblos vencidos.
Puede decirse que los sistemas de colonización son una forma más sofisticada de este proceso, cuya principal diferencia con respecto a las antiguas formas de dominación fueron la conquista de territorios de ultramar, inaugurándose con el descubrimiento europeo de un “Nuevo Mundo”, que sería conocido primero como las indias, y luego como las américas.
Desde el siglo XVI, los distintos sistemas coloniales han sufrido variaciones en cuanto a su magnitud, efectos y características, en función de las diversas especificidades históricas y de la potencia que funge como metrópoli. En África, el dominio colonial atravesó dos etapas muy diferenciadas:
La primera de ellas abarca desde el siglo XV hasta el primer tercio del siglo XIX, que se caracterizó por el comercio y venta de seres humanos, quienes en forma de esclavos fueron obligados a trabajar en el Continente Americano. La segunda, que es el periodo colonial propiamente dicho, se cuenta a partir de la Conferencia de Berlín (1885-86) hasta 1960-90, si consideramos la independencia de Namibia (1990) como aquella que marca el fin del proceso descolonizador de África que comenzó en 1960.
El impacto de esta doble dominación fue determinante para que, desde un inicio, África quedara condenada en una posición periférica y dependiente.
La trata esclavista causó una tremenda disminución demográfica en todo el continente, puesto que la mano de obra negra era indispensable para el sostenimiento de la economía mundial y los sistemas coloniales al otro lado del océano.
Pese a todo ello, y a la presencia extranjera en sus costas, todavía en la primera mitad del siglo XIX en África predominaban los Estados tribales en pequeños territorios, gobernados por monarquías familiares cuyo origen se remonta a los antiguos califatos e imperios. Pero poco a poco éstos fueron siendo desplazados.
Tras la abolición de la esclavitud en Inglaterra en 1833 comenzó la transición hacia una nueva etapa de dominación, la cual fue posible gracias a nuevas exploraciones y descubrimientos de yacimientos minerales. En este periodo, dos hombres personificaron los esfuerzos que llevarían a la dominación total del continente.
Uno de ellos fue David Livingstone, uno de los exploradores ingleses más importantes y afamados del siglo XIX, cuyas excursiones despertaron gran interés dentro de la sociedad inglesa, al demostrarse que África era poseedora de un invaluable tesoro. Las necesidades de alimentos y materias primas que requería la industria europea, en el marco de la Segunda Revolución Industrial, estimularon la emigración a África en la búsqueda de estos recursos.
Y es aquí cuando entra en escena nuestro otro personaje, también inglés: Cecil Rhodes, quien se convirtió en el modelo del colonizador europeo en África: hombre proveniente de la clase media, racista, ambicioso, cruel y con hambre insaciable de recursos y poder. Rhodes logró amasar una fortuna millonaria producto de la explotación de oro y diamantes en el Sur de África. Fue de tal magnitud su poder, que una colonia inglesa llevaba su nombre: Rhodesia, que comprendía los actuales países de Zambia y Zimbabue.
Pero los ingleses no estaban solos. Seis países europeos más ocuparon y reclamaron territorios en diversos puntos del continente. Por ello, y para evitar problemas mayores, se reunieron en Berlín en 1885 para repartirse el continente, legitimar su presencia en los territorios ya ocupados y determinar las fronteras. Además, se estableció la navegación común sobre algunos ríos para facilitar el tránsito de mercancías y recursos.
Hicieron todo esto sin consultar a los africanos sobre tales acuerdos, que establecieron en gran medida la fisonomía actual del continente. En este mapa pueden apreciarse las posesiones por país europeo.