Historia, pregunta formulada por alida1982ovgzcj, hace 1 año

cuáles fueron las clases sociales en la revolución industrial​

Respuestas a la pregunta

Contestado por joaquinirbaguen
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Respuesta:

Explicación:

Para hablar de clases sociales creemos necesario y pertinente definir una serie de ideas que nos aclararan ciertas lagunas conceptuales que podamos tener. Así, utilizando las palabras de Harold Kerbo, diremos que:

La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen acceso desigual a los recursos, servicios y posiciones que la sociedad valora. Tal desigualdad puede surgir en cuanto al modo en que individuos y grupos se ordenan y son evaluados unos por otros, pero, más importante aun, se relaciona con las diferentes posiciones de la estructura social [...].

Estratificación social significa que la desigualdad ha tomado cuerpo o se ha institucionalizado, y que existe un sistema de relaciones sociales que determina quién recibe qué y por qué. Cuando decimos institucionalizado, queremos decir que se ha establecido un sistema de jerarquía en capas. Las personas esperan que los individuos o grupos de cierta posición sean capaces de exigir más influencia y respeto y de acumular una parte mayor de bienes y servicios. Esta desigualdad puede o no ser aceptada por igual por la mayoría de la sociedad, pero se reconoce como la forma en que funcionan las cosas [...].

Podemos definir clase como un agrupamiento de individuos con posiciones similares y con semejantes intereses políticos y económicos dentro del sistema de estratificación (Kerbo, 1998: pp. 11-13. La cursiva es mía).

Durante este periodo se van a empezar a estructurar dos clases sociales completamente diferentes y que albergan unas ideas y expectativas que los distinguen fácilmente. Por un lado, la burguesía (propietaria de los medios de producción: tierras, fábricas, empresas de servicios, etc.) que impondrá su poder económico y su nuevo poder político; por el otro lado vemos al proletariado (que no posee los medios de producción y trabaja en ellos: jornalero, obrero o empleado de una empresa). Los conflictos entre ambas, entre el capital y el trabajo, son el comienzo de una historia que nace en este momento.

La lucha de las clases sociales fue un problema que apareció en la aparición de una clase de obreros de fábricas, cuyos únicos medios de producción eran sus manos y sus hijos: un proletariado. Estos, frente a las normativas liberales existentes, trataban que instaurarse como clase para tener fuerza frente a los burgueses, propietarios de los medios de producción y participes del poder político, mediante el cual intentaban frenar la formación de una conciencia de clase en los obreros mediante la prohibición de las manifestaciones colectivas, como los sindicatos o las huelgas. A pesar de estos intentos, a partir de 1785, estos obreros se agruparon y declararon huelgas, todo ello de manera ilegal, que iban acompañadas de violencia contra las maquinas y contra las personas, lo que fue conocido como el ludismo, y exigieron que el parlamento que dictase una legislación protectora para los trabajadores y que fuese mas permisiva con la formación de organizaciones sindicales. Para Dahrendorf:

Por una serie de causas, el conflicto de clases llega después a exteriorizarse de manera en extremo aguda. Como condición determinante de esta violencia actúa, junto al paralelismo entre estructura de dominación y sector social, la identidad entre conflicto industrial y político de clases, lo que motiva la participación en dicho conflicto de un número creciente de personas con múltiples funciones sociales.

Este endurecimiento de los frentes clasistas y la consiguiente agudización del conflicto, aparecen subrayados por la ausencia de un proceso democrático, tanto en la empresa industrial como en el Estado (Dahrendorf, 1979: p. 267-268).

Así, las formas más usuales de solidaridad de las clases trabajadoras fueron los sindicatos y, más tarde, los partidos políticos de clase. En la primera mitad del s. XIX los sindicatos eran débiles de carácter local y generalmente de vida limitada al tiempo que durara la oposición de patronos concretos y legislación represiva específica. La mayoría de las naciones occidentales han pasado al menos por tres fases en su actitud oficial hacia los sindicatos, la primera fase, la de prohibición o supresión inmediata, con penas de prisión para aquellos que los organizasen o perteneciesen. La segunda fase, en la cual los gobiernos fueron tolerantes con la formación de los sindicatos, pero a los cuales persiguieron por implicarse en algunas acciones públicas como las huelgas. Y una tercera fase, en el s. XX, en la cual el derecho a la sindicación se convierte en un derecho constitucionalmente reconocido, permitiendo a los trabajadores la capacidad de organizarse y tomar parte de actividades colectivas.

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