Historia, pregunta formulada por yuvigutierrez678, hace 1 mes

cuales fueron algunos de los obstáculos que impiden la planificación del país en la institucionalización​

Respuestas a la pregunta

Contestado por alvarezcamila250
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Respuesta:

Explicación:

1.Los países de la región muestran un comportamiento heterogéneo en cuanto a la definición de políticas en materia de población. Varios han adoptado medidas orientadas a influir sobre alguna variable demográfica y sus determinantes, y otros se inclinaron por la formulación de políticas globales explícitas. Sin embargo, muchos de estos últimos han enfrentado escollos en su afán por traspasar la etapa del diseño y llegar a la de puesta en práctica de las medidas previstas. En cambio, ciertas iniciativas de corte sectorial, aun en ausencia de una política global de población, parecieran haber tenido mayor éxito, como lo ilustra el notable ímpetu de los programas de planificación familiar y de salud reproductiva o atención materno-infantil (que incluyen también componentes de planificación familiar), generalmente impulsados por los ministerios de salud. Asimismo, se ha avanzado en los esfuerzos por incorporar las variables demográficas en políticas y programas de desarrollo económico y social.

2. En suma, podría decirse que durante los últimos veinte años se ha progresado, si bien las deficiencias son todavía bastante grandes y, por lo tanto, convierten al tema de la política de población en un desafío acuciante en muchos de los países de América Latina y el Caribe. Es éste, en realidad, un ámbito en que el intercambio de experiencias, la capacitación, la asistencia técnica y la cooperación horizontal están llamados a representar un papel fundamental en la región. Por esta razón, y como primer intento de diagnóstico, en esta sección se procura identificar algunos de los numerosos obstáculos que se han interpuesto al diseño y la ejecución de las políticas de población.

3. Una de las principales dificultades estriba en la persistencia, en algunos países, de polémicas ideológicas acerca de las medidas apropiadas para alcanzar los objetivos de población, en especial de las referidas a la reducción de la fecundidad. Estas controversias se agudizan cuando se confunde el alcance de las políticas de población con las acciones que se limitan al control de la natalidad. Tal percepción errónea –base de falsos dilemas– deriva de la incomprensión del valor de las políticas de población para el desarrollo económico y social; por lo común, se tiende a desconocer la utilidad de las medidas previstas en esas políticas como coadyuvantes para alcanzar metas específicas de desarrollo, sobre todo cuando esas políticas se inscriben en el marco más amplio de las políticas sociales. Diversos factores explican esta incomprensión, pero es indudable que hay aún sensibilización deficiente de los líderes de opinión y los directivos del sector público y la sociedad en general, respecto de los problemas sociodemográficos.

4. Las deficiencias de las campañas de sensibilización social sobre los temas de población y desarrollo se han traducido en una falta de voluntad política efectiva en esta materia. En rigor, ha habido esfuerzos técnicos que, por estas restricciones y por cierta dificultad en articular las propuestas pertinentes dentro del discurso político, no han logrado volcarse en estrategias operativas. Así pues, no es de extrañar que, en muchos casos, se haya inhibido la posibilidad de asegurar una concertación entre los diversos sectores sociales en torno a objetivos compartidos sobre población. Por el contrario, el riesgo de enfrentar reacciones adversas por parte de grupos influyentes de la opinión pública, ha frustrado ciertas iniciativas antes de someterlas a un debate amplio.

5.Los vacíos sociopolíticos que se reflejan en la situación descrita se expresan en nuevas dificultades a la hora de establecer mecanismos para llevar a la práctica las políticas de población, cuya ejecución implica distribuir responsabilidades entre diversas instituciones, tanto de los sectores público y privado como de la sociedad civil organizada. En ese contexto es casi imposible utilizar las imprescindibles estrategias de participación de la comunidad en las instancias de formulación, ejecución y evaluación de las acciones. Desde luego, cuando la política de población está afectada por tal fragilidad institucional, no es extraño que se volatilice la disponibilidad de fuentes de financiamiento y, por lo mismo, queden reducidas esas iniciativas a enunciados más bien abstractos. Sin contar con compromisos institucionales sólidos y presupuestos solventes, las vicisitudes propias de la inestabilidad funcionaria hacen perder recursos humanos calificados.

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