¿cuáles fueron algunos de los beneficios que tenían el gobierno de las potencias?
Respuestas a la pregunta
Para discutir cómo debe reaccionar Estados Unidos ante este nuevo entorno, Zakaria (2008) hace una comparación sugerente con la trayectoria de Inglaterra. La diferencia fundamental que establece entre las dos grandes potencias consiste en que el reto que enfrentaba Inglaterra a principios del siglo XX era económico, mientras que el que enfrenta Estados Unidos al iniciar el XXI es político. Inglaterra decayó como gran potencia porque en realidad no contaba con la base económica para competir exitosamente con las potencias emergentes de aquel momento histórico: Estados Unidos, Alemania y Japón. Sobre todo los dos primeros, cuando estalló la primera guerra mundial, superaban ya a Inglaterra en capacidad de producción industrial y en el desarrollo tecnológico en los sectores económicos estratégicos. La gran habilidad política de líderes ingleses como Winston Churchill prolongó el papel central de Inglaterra en política internacional hasta la segunda posguerra, pero económicamente la decadencia era inevitable desde finales del siglo XIX.
Zakaria piensa que, a diferencia de Inglaterra, Estados Unidos hoy cuenta con la base económica para mantenerse como una gran potencia. Su economía sigue siendo competitiva internacionalmente y mantiene su liderazgo en tecnologías claves para el futuro, como la nanotecnología y la biotecnología. Por otra parte, él ve al sistema universitario estadounidense como otra gran ventaja comparativa, pues no sólo forma excelentes recursos humanos nacionales, sino que representa el lugar de destino más importante para los mejores estudiantes y científicos internacionales. El verdadero reto para que Estados Unidos no siga la suerte de la Inglaterra posvictoriana, nos dice Zakaria, es político. Si la sociedad y, sobre todo, la elite política de dicho país no logran entender que el surgimiento de nuevas potencias no representa una amenaza para Estados Unidos, podría darse un escenario en el que predominen las fuerzas aislacionistas que apoyan las respuestas unilaterales a los problemas de la política internacional. La gran disfuncionalidad que ha mostrado en décadas recientes el sistema político estadounidense es vista por el autor como un factor de riesgo ante estos retos. También lo es la incapacidad de algunos sectores productivos para entender que, aun cuando las manufacturas han emigrado del territorio estadounidense, la economía mantiene ventajas en sectores productivos de punta y en los servicios. Si finalmente prevalecieran las fuerzas aislacionistas, nos dice el autor,
En generaciones posteriores, cuando los historiadores escriban acerca de estos tiempos, ellos podrán señalar que, en las primeras décadas del siglo XXI, Estados Unidos triunfó en su gran misión histórica, globalizar al mundo. Pero también podrán escribir que, en el camino, se olvidó de globalizarse a sí mismo (Zakaria, 2008: 48).
La tendencia a que otras potencias incrementen su peso en el sistema internacional y, consecuentemente, se cierre la brecha entre ellas y Estados Unidos es inevitable, nos dice el autor. Para que dicha tendencia se convierta en una fuerza positiva para Estados Unidos, éstos deben cambiar su enfoque y objetivos básicos en política internacional. Zakaria piensa que la unipolaridad que ha experimentado Estados Unidos desde la caída de la URSS, si bien le dio algunas ventajas, volvió a este país "arrogante, descuidado y flojo" (2008: 219). El autor compara la posición de Estados Unidos en ese periodo con la estrategia de negocios de la General Motors que ha terminado por llevarla a la quiebra. Esto se agravó con el unilateralismo, el desprecio por los tratados internacionales y la arrogancia imperial que caracterizaron a la presidencia de Bush hijo. Como resultado, el antiamericanismo en el mundo ha alcanzado niveles superiores a los que se dieron durante la guerra de Vietnam.