¿Cuáles fabricas funcionaron para el 1933?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cuáles fabricas funcionaron para el 1933
Explicación:
El Tercer Reich económico: las empresas que ayudaron a Hitler
15 septiembre, 2014
por Fernando Arancón
El auge del nazismo a menudo se entiende como un proceso meramente político, como una cuestión de figuras y partidos. Aunque no cabe ninguna duda de que esto es cierto, también hay que añadir a la ecuación los apoyos que estas personalidades y formaciones recibieron. En el caso del Partido Nazi, también los hubo. Y muchos.
Coches, electrodomésticos, medicinas, productos tecnológicos e incluso prendas de ropa son actualmente fabricados por empresas alemanas que entre 1933 y 1945 fueron muy cercanas al régimen nazi en Alemania. Algunas por supervivencia y otras por verdadera creencia en los principios nacionalsocialistas, estas corporaciones sostuvieron gran parte del esfuerzo de guerra alemán y se beneficiaron del acercamiento que se produjo entre las grandes empresas, especialmente industriales, y el partido de Adolf Hitler. Cuando terminó la guerra, ninguna recordaba nada. Al ser claves en la recuperación de la Alemania de posguerra, los vencedores hicieron la vista gorda. Esta colaboración es hoy en día una lejana mancha en la trayectoria de esas empresas, que, directa o indirectamente, arrastraron a Europa a la peor catástrofe que jamás ha vivido.
Un conveniente cambio de chaqueta
A pesar de la creencia popular, Hitler nunca ganó unas elecciones. De hecho, las únicas a las que se presentó, las presidenciales de 1932, las perdió frente a Von Hindenburg por seis millones de votos. El que sí ganó unas elecciones —parlamentarias— fue el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP por sus siglas en alemán). Tanto en los comicios de julio y noviembre de 1932 como en los de marzo de 1933 —con Hitler ya como canciller—, el Partido Nacionalsocialista fue la fuerza política más votada y con mayor representación en el Reichstag. Esto refleja que, en lo popular, Hitler se había ganado las simpatías de la clase obrera y acomodada, los pequeños comerciantes y grandes sectores de los empleados públicos. Hasta cierto punto, era comprensible. El clima de inestabilidad política en Alemania —en gran medida también provocado por el NSDAP— era terrible y la devastación económica de la crisis de 1929 se había sumado a la cojera que arrastraba la economía germana desde la crisis hiperinflacionaria de 1922. Hasta 1933, la gestión político-económica había sido desastrosa. La renta nacional cayó en los tres años siguientes al crac del 29 un 40% y la inversión se contrajo un 70%; las políticas deflacionarias habían triturado la industria y el paro en Alemania se había disparado a cifras exorbitadas —43,8% en 1932—. Ante este panorama y la inminencia de un Gobierno nazi, las grandes empresas empezaron un acercamiento hacia el NSDAP. Si jugaban bien sus cartas y hacían ver a Hitler la importancia de la élite empresarial alemana en la recuperación económica del país, se librarían de la nacionalización masiva que en teoría propugnaba el nazismo como método de control absoluto sobre la economía.
Además de las empresas y hombres de negocios que se fueron acercando al Partido Nacionalsocialista por conveniencia, el propio partido tenía su cantera de hombres de negocios enormemente ideologizados que poco a poco habían ido ocupando puestos de cierta relevancia en poderosas empresas alemanas. Este lento goteo de nazis convencidos en empresas industriales y bancos germanos también motivó que dichas corporaciones fuesen cada vez más favorables al régimen nacionalsocialista.
Uno de los primeros apoyos especialmente fructíferos sería el de Kurt von Schröder, un banquero de Colonia afín a las tesis nazis. Financiaría gran parte del partido nacionalsocialista a partir de diciembre de 1932, además de hacer de enlace entre el excanciller Von Papen y Hitler de cara a que el primero convenciese al anciano presidente Hindenburg de nombrar al líder nazi como canciller de Alemania. Este encuentro, clave en el ascenso de graciasHitler al poder, hubiese sido imposible sin esa red de hombres de negocios y altos empresarios partidarios del NSDAP. El 30 de enero de 1933 Hitler formaría Gobierno, con lo que iniciaría un camino terminado el 7 de mayo de 1945 por el general Jodl con la rendición de Alemania.
La oligarquía político-económica nazi
En el momento en el que Hitler recibe plenos poderes gracias a la mayoría parlamentaria de su partido, desarticula rápidamente el entramado democrático que le quedaba a la República de Weimar y lanza su programa nacionalsocialista. Obviando la instauración de un modelo totalitario y el inicio de la salvaje represión contra disidentes políticos y enemigos de la raza aria como judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados, el programa económico del Reich fue uno de los puntos centrales en los que se fundamentó la colaboración de la élite económica con los jerarcas nazis.