Cuáles eran las instituciones autoridades de la Monarquía romana?
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Las instituciones políticas de la República parecen haber sido forjadas por la experiencia del pasado de Roma y la necesidad de adecuarse a los errores cometidos antaño. La magistratura consular no fue creada inmediatamente después de la caída de la monarquía. Los pretores ocuparon ese vacío político y en el 449 a. C. se designan como cónsules. El régimen consular se basa en la colegialidad (asociación) y la anualidad. Los cónsules ostentaban el poder con absoluta igualdad, cualquiera de ellos en virtud de intercessio podía oponerse a la acción o propuestas de otro cónsul. Los cónsules eran elegidos por los Comicios Centuriados y recibían investidura (Lex curiata de imperio), de manos de los representantes de las curias primitivas, creadas durante la primera fase de la monarquía romana. Estas curias no fueron suprimidas hasta la creación por Servio Tulio de los Comicios Centuriados, perderían sus funciones y finalmente quedarían reducidas a cumplir la investidura de los cónsules. A los cónsules les correspondía el imperium y los auspicios.
Después de los cónsules venía el pretor, magistrado con imperium pero inferior al cónsul, que era el titular de la jurisdicción. Los cónsules tenían colaboradores que tenían funciones administrativas y jurídicas, se denominaban cuestores cargo que se remonta al 409 a. C. La asociación de los cónsules tenía en ocasiones el inconveniente de no contar con una unidad de mando fuerte en caso de sublevación de la plebe. Cuando esto ocurría se nombraba a un dictador. Esta magistratura: la dictadura, tenía carácter extraordinario y su limitación en el tiempo era de seis meses. Se creó una nueva magistratura que comenzó en el 444 a. C. la de los tribunos militares con poder consular (tribunos consulares). Las fuentes indican que la creación de esta magistratura era interesada y era un invento de los patricios para satisfacer a los plebeyos sin perder el monopolio del consulado, similar a la corriente de despotismo ilustrado del siglo XVIII de nuestra era: «Todo para el pueblo pero sin el pueblo». Sin embargo parece que fue por una razón más sencilla. Los cónsules siempre patricios entre el 444 al 367 a. C., se vieron obligados por la complejidad de las tareas militares, administrativas y jurídicas a delegar en parte sus competencias en una serie de colaboradores que eligieron entre los tribunos militares.
Como el ejército en el siglo V a. C. estaba compuesto por dos legiones y los tribunos de cada legión eran seis, el total de tribunos militares era de doce. De éstos, probablemente los propios cónsul]es (o tal vez el Senado) eligieron a tres, a los que los otorgaron potestad consular con el fin de que pudieran realizar las tareas asignadas pos los cónsules.
Creados los tribunos consulares, los plebeyos añadieron la nueva magistratura a sus objetivos y ciertamente ésta resultó ser más abierta que el consulado, ya que a partir del 400 a. C. ya hay constancia de plebeyos entre los tribunos consulares.
Otra magistratura del siglo V a. C. fue la censura, cuyo origen tradicional se sitúa en el 443 a. C. Los censores fueron dos y a ellos correspondía la elaboración del censo que se renovaba cada cinco años. Ejercían además la vigilancia sobre las costumbres, la cura morum, que les facilitaba el control de las actividades públicas de los ciudadanos y, frecuentemente, también de las privadas. Su permanencia en el cargo era de ocho meses y carecían de imperium o poder de mando.
Por último, además del Senado y de los Comicios Centuriados, durante el siglo V a. C. se procedió a la elección de los Decemviri, para recopilar y redactar el lex duodecim tabularum o la ley de las XII Tablas. Durante sus años de existencia constituyeron una magistratura con imperium, como el poder consular. La elección de esta comisión, los Decemviri, tuvo lugar en el 451 a. C. y se suspendieron las magistraturas ordinarias para sustituirlas por esta comisión, integrada mayoritariamente por patricios que, además de escribir las leyes, asumió el gobierno de la ciudad. La historia de esta comisión es bastante oscura. Inicialmente, parece que estos decemviros contaron con el apoyo de todos los ciudadanos. Cicerón dice que también los tribunos de la plebe abdicaron aquel año en pro de los decemviros. De este modo, concentrando en sus manos todas las magistraturas y el consenso general, procedieron al gobierno de la ciudad y elaboraron las diez primeras tablas de leyes.
Al año siguiente se eligió una segunda comisión de decemviros, puesto que la tarea no había sido terminada. En esta segunda comisión había bastantes plebeyos, pero su gobierno degeneró en tiranía e intentó, en el 449 a. C. continuar en el poder. Los diez Tarquinios, como se les designaba, fueron derrocados por una revuelta popular y se restauró el consulado.[4]
Después de los cónsules venía el pretor, magistrado con imperium pero inferior al cónsul, que era el titular de la jurisdicción. Los cónsules tenían colaboradores que tenían funciones administrativas y jurídicas, se denominaban cuestores cargo que se remonta al 409 a. C. La asociación de los cónsules tenía en ocasiones el inconveniente de no contar con una unidad de mando fuerte en caso de sublevación de la plebe. Cuando esto ocurría se nombraba a un dictador. Esta magistratura: la dictadura, tenía carácter extraordinario y su limitación en el tiempo era de seis meses. Se creó una nueva magistratura que comenzó en el 444 a. C. la de los tribunos militares con poder consular (tribunos consulares). Las fuentes indican que la creación de esta magistratura era interesada y era un invento de los patricios para satisfacer a los plebeyos sin perder el monopolio del consulado, similar a la corriente de despotismo ilustrado del siglo XVIII de nuestra era: «Todo para el pueblo pero sin el pueblo». Sin embargo parece que fue por una razón más sencilla. Los cónsules siempre patricios entre el 444 al 367 a. C., se vieron obligados por la complejidad de las tareas militares, administrativas y jurídicas a delegar en parte sus competencias en una serie de colaboradores que eligieron entre los tribunos militares.
Como el ejército en el siglo V a. C. estaba compuesto por dos legiones y los tribunos de cada legión eran seis, el total de tribunos militares era de doce. De éstos, probablemente los propios cónsul]es (o tal vez el Senado) eligieron a tres, a los que los otorgaron potestad consular con el fin de que pudieran realizar las tareas asignadas pos los cónsules.
Creados los tribunos consulares, los plebeyos añadieron la nueva magistratura a sus objetivos y ciertamente ésta resultó ser más abierta que el consulado, ya que a partir del 400 a. C. ya hay constancia de plebeyos entre los tribunos consulares.
Otra magistratura del siglo V a. C. fue la censura, cuyo origen tradicional se sitúa en el 443 a. C. Los censores fueron dos y a ellos correspondía la elaboración del censo que se renovaba cada cinco años. Ejercían además la vigilancia sobre las costumbres, la cura morum, que les facilitaba el control de las actividades públicas de los ciudadanos y, frecuentemente, también de las privadas. Su permanencia en el cargo era de ocho meses y carecían de imperium o poder de mando.
Por último, además del Senado y de los Comicios Centuriados, durante el siglo V a. C. se procedió a la elección de los Decemviri, para recopilar y redactar el lex duodecim tabularum o la ley de las XII Tablas. Durante sus años de existencia constituyeron una magistratura con imperium, como el poder consular. La elección de esta comisión, los Decemviri, tuvo lugar en el 451 a. C. y se suspendieron las magistraturas ordinarias para sustituirlas por esta comisión, integrada mayoritariamente por patricios que, además de escribir las leyes, asumió el gobierno de la ciudad. La historia de esta comisión es bastante oscura. Inicialmente, parece que estos decemviros contaron con el apoyo de todos los ciudadanos. Cicerón dice que también los tribunos de la plebe abdicaron aquel año en pro de los decemviros. De este modo, concentrando en sus manos todas las magistraturas y el consenso general, procedieron al gobierno de la ciudad y elaboraron las diez primeras tablas de leyes.
Al año siguiente se eligió una segunda comisión de decemviros, puesto que la tarea no había sido terminada. En esta segunda comisión había bastantes plebeyos, pero su gobierno degeneró en tiranía e intentó, en el 449 a. C. continuar en el poder. Los diez Tarquinios, como se les designaba, fueron derrocados por una revuelta popular y se restauró el consulado.[4]
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Después de los cónsules venía el pretor, magistrado con imperium pero inferior al cónsul, que era el titular de la jurisdicción. Los cónsules tenían colaboradores que tenían funciones administrativas y jurídicas, se denominaban cuestores cargo que se remonta al 409 a. C. La asociación de los cónsules tenía en ocasiones el inconveniente de no contar con una unidad de mando fuerte en caso de sublevación de la plebe. Cuando esto ocurría se nombraba a un dictador. Esta magistratura: la dictadura, tenía carácter extraordinario y su limitación en el tiempo era de seis meses. Se creó una nueva magistratura que comenzó en el 444 a. C. la de los tribunos militares con poder consular (tribunos consulares). Las fuentes indican que la creación de esta magistratura era interesada y era un invento de los patricios para satisfacer a los plebeyos sin perder el monopolio del consulado, similar a la corriente de despotismo ilustrado del siglo XVIII de nuestra era: «Todo para el pueblo pero sin el pueblo». Sin embargo parece que fue por una razón más sencilla. Los cónsules siempre patricios entre el 444 al 367 a. C., se vieron obligados por la complejidad de las tareas militares, administrativas y jurídicas a delegar en parte sus competencias en una serie de colaboradores que eligieron entre los tribunos militares
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