Historia, pregunta formulada por lagry, hace 1 año

cuáles eran las áreas de producción de CAFÉ para finales del siglo XIX y cuáles son las áreas centrales de producción actual. Elabora un mapa y ubícalas

Respuestas a la pregunta

Contestado por julpjd
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Respuesta:

Explicación:

El café fue el producto de la agricultura tropical que conoció una de las más rápidas y notables expansiones, a tal punto que el consumo mundial aumentó durante el siglo XIX a un ritmo superior al crecimiento de la renta de los países desarrollados. El mercado más importante fue el norteamericano, que en la década de 1880 absorbía el 40 por ciento de la demanda mundial. En Europa, los mercados más destacados fueron Francia y Alemania. El dinamismo de la demanda exigió una rápida respuesta de los posibles productores. La expansión de sus cultivos transformó el paisaje de las regiones intertropicales de media altura, tanto en Brasil (Sáo Paulo), como en algunas zonas de Colombia, Venezuela, México y América Central y desplazó a los productores tradicionales, establecidos en las Antillas, que vieron peligrar las posiciones adquiridas en el pasado. Desde la década de 1810, Brasil había tenido un gran desarrollo cafetero y entre 1821/25 y 1851/55 las exportaciones de café pasaron de 208 sacos anuales a 2.514 miles de sacos, con un ritmo de crecimiento de casi el 9 por ciento. En 1898, las exportaciones brasileñas llegaron a casi 25 millones de libras esterlinas (prácticamente el mismo nivel que las argentinas) y a principios del siglo XX Brasil controlaba más del 70 por ciento del comercio mundial del café. Gracias a ello, los terratenientes brasileños, especialmente los paulistas, se situaron en una posición de mayor fuerza que la de sus restantes colegas hispanoamericanos y estuvieron en condiciones de defenderse mejor de las oscilaciones de los precios en el mercado internacional y de las presiones de los grandes comerciantes. En 1906, los productores brasileños decidieron almacenar los excedentes disponibles para enfrentar una seria crisis de sobreproducción. Las existencias se venderían de forma gradual, a fin de evitar la caída en picada de los precios. Del sistema no sólo se beneficiaron los productores, sino también los bancos que los habían financiado. La costumbre de retener las cosechas del café en épocas de sobreproducción y precios bajos se extendería en el futuro, pese a sus costos elevados. Este mecanismo sólo fue posible por el auxilio financiero del Estado y el gobierno central y el del estado de Sáo Paulo se alternaron en subsidiar a los exportadores del café. En 1930, en medio de la Gran Depresión y de la pavorosa contracción del comercio internacional, el sistema se desplomó definitivamente. Hay que tener en cuenta que en esas fechas las reservas de café que no encontraban salida en el mercado se habían ido acumulando de forma considerable desde 1924. En medio de la crisis, buena parte del café acumulado debió utilizarse como combustible con el que alimentar calderas. Si bien puede sonar paradójico, la práctica brasileña de proteger su producción del desplome de los precios causado por la sobreproducción no sólo benefició a los productores locales, sino también a otros exportadores latinoamericanos, como los colombianos, cuyas exportaciones se expandieron considerablemente a la sombra del paraguas protector brasileño, que permitía mantener precios altos en los mercados internacionales. En efecto, Colombia pasó de exportar una media anual de más de 220 mil sacos en el quinquenio 1880/84 a casi 617 mil en el período 1905/09. El café se convirtió en el motor del crecimiento económico brasileño, ya que su explotación mediante técnicas extensivas supuso un alto consumo de tierra y mano de obra. La abundante y barata oferta de tierras permitía que una vez agotadas las tierras en cultivo, éstas se pudieran abandonar fácilmente y trasladar las explotaciones a un nuevo emplazamiento. De este modo, la frontera cafetera se desplazaba continuamente hacia el interior, hacia el Oeste, en busca de nuevas zonas que roturar, ya que la mayor parte de las explotaciones tenía lugar en el marco de la gran propiedad. La abundante mano de obra requerida recibía una parte de su pago en dinero y la otra en especie. Para satisfacer la gran demanda de trabajadores, que había sido el principal problema del sector en las décadas centrales del siglo XIX, los terratenientes paulistas recurrieron a los inmigrantes (en su mayoría italianos, pero también numerosos españoles).

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