¿Cuáles de los aspectos de la Semiótica resultan útiles para la reflexión en torno a la Lógica formal?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Considerar a la semiótica como un proceso cognitivo riguroso y eficaz no es, en modo alguno, una actitud pacífica. Las tres calificaciones, tomadas por separado o en forma conjunta: ser cognitivo, ser riguroso y ser eficaz, son motivo de controversia. Esto, sin entrar a considerar otras características de tal proceso, como el carácter innato o cultural (o la porción de uno u otro) que se atribuye a su origen. O, incluso, esta caracterización procesual de la semiótica, frente a la alternativa de considerarla una actuación en paralelo o un acto de comprensión holístico.
Entrar en este debate sería, al menos, inoportuno en esta ocasión y, en el mejor de los casos, sólo lograría desplegar, descriptivamente, una multitud de posiciones que ni siquiera agotarían los matices que les confieren a estos problemas los numerosos estudiosos que los han abordado.
Lo que me propongo es asumir una posición determinada, explorar las consecuencias a las que conduce y discutir los límites de su aceptabilidad. La posición que asumo es la que, a título de posibilidad, formulé inicialmente: la semiótica es un proceso cognitivo riguroso y eficaz.
Pero, esta afirmación es necesario que vaya acompañada de otra que también se formula a título de posición asumida, de la que se discutirán igualmente sus límites y su eficacia: la semiótica es una facultad humana (y no una institución humana, como Martinet 1972: 13, prefiere considerar al lenguaje, aunque el ejercicio histórico de la semiótica haya institucionalizado muchos de sus aspectos). Como muy elemental aclaración a esto, digo que afirmarla como humana no la excluye (tomando en cuenta determinadas variantes específicas) del resto de lo orgánico; y afirmarla como facultad no elimina, ni siquiera reduce, el papel que en su actuación cumple la sociedad; simplemente se afirma que el hombre la posee y la ejerce como instrumento cognitivo para la comprensión del mundo.
Pero, en principio, pese a la proliferación terminológica en torno de "semiótica" (y su equivalente inglés "semiotics" y francés "sémiologie"; ver T. A. Sebeok, 1976: 47-58) no se dispone de una terminología precisa, económica y diferencial con la que designar los espacios propios de una práctica intuitiva, de una reflexión teórica y de una práctica profesional de la semiótica.
Explicación:
Respuesta:
Considerar a la semiótica como un proceso cognitivo riguroso y eficaz no es, en modo alguno, una actitud pacífica. Las tres calificaciones, tomadas por separado o en forma conjunta: ser cognitivo, ser riguroso y ser eficaz, son motivo de controversia. Esto, sin entrar a considerar otras características de tal proceso, como el carácter innato o cultural (o la porción de uno u otro) que se atribuye a su origen. O, incluso, esta caracterización procesual de la semiótica, frente a la alternativa de considerarla una actuación en paralelo o un acto de comprensión holístico.
Entrar en este debate sería, al menos, inoportuno en esta ocasión y, en el mejor de los casos, sólo lograría desplegar, descriptivamente, una multitud de posiciones que ni siquiera agotarían los matices que les confieren a estos problemas los numerosos estudiosos que los han abordado.
Lo que me propongo es asumir una posición determinada, explorar las consecuencias a las que conduce y discutir los límites de su aceptabilidad. La posición que asumo es la que, a título de posibilidad, formulé inicialmente: la semiótica es un proceso cognitivo riguroso y eficaz.
Pero, esta afirmación es necesario que vaya acompañada de otra que también se formula a título de posición asumida, de la que se discutirán igualmente sus límites y su eficacia: la semiótica es una facultad humana (y no una institución humana, como Martinet 1972: 13, prefiere considerar al lenguaje, aunque el ejercicio histórico de la semiótica haya institucionalizado muchos de sus aspectos). Como muy elemental aclaración a esto, digo que afirmarla como humana no la excluye (tomando en cuenta determinadas variantes específicas) del resto de lo orgánico; y afirmarla como facultad no elimina, ni siquiera reduce, el papel que en su actuación cumple la sociedad; simplemente se afirma que el hombre la posee y la ejerce como instrumento cognitivo para la comprensión del mundo.
Pero, en principio, pese a la proliferación terminológica en torno de "semiótica" (y su equivalente inglés "semiotics" y francés "sémiologie"; ver T. A. Sebeok, 1976: 47-58) no se dispone de una terminología precisa, económica y diferencial con la que designar los espacios propios de una práctica intuitiva, de una reflexión teórica y de una práctica profesional de la semiót
Explicación:
LO QUE DIJO EL PRIMERO ASHUAHDYU